Solo valía ganar. Al menos eso invitaba a pensar la tabla clasificatoria y la agonizante situación que en ella ocupa la Unión Deportiva Almería. A los rojiblancos, que suman 17 jornadas en descenso, únicamente un triunfo podría haberles dado un poco de aire a expensas de lo que hicieran sus rivales directos. No ocurrió tal cosa y el conjunto indálico no pudo pasar del empate ante un Girona que, a los puntos, mereció haber inclinado la balanza del choque a favor de sus intereses.

Un choque que empezó con ritmo, con ambos conjuntos proponiendo. A varios avisos al área de René por parte de los locales se le unió la ocasión más clara del primer tramo de choque en las botas de un Borja Fernández que remató con la espuela, y de espaldas a la portería, un balón que el arquero visitante acertó a enviar a córner. La réplica la dio al instante el conjunto de Pablo Machín en una embarullada acción a pelota quieta concluida con una falta sobre Casto.

De menos a más

Después de que una sucesión de interrupciones y de que una ristra de tarjetas amarillas hicieran que el tempo del envite disminuyera, el equipo de Fernando Soriano pasó a buscar con más insistencia el área gerundense con un fútbol profundo y rápido personado en las figuras de Pozo y Puertas, que estaban siendo los más determinantes de su equipo, apoyado por un omnipresente Borja Fernández que creaba juego y lo destruía a partes iguales. Entretanto, el preparador local se tuvo que ver obligado a introducir el primer cambio en su once después de que Quique González, aquejado de una conmoción que le provocó mareos, no pudiera continuar y dejara su lugar en el césped a Juanjo Expósito.

Quique González se retiró del terreno de juego conmocionado. (FOTO: Diego Carmona - VAVEL)

Aunque el Almería no cejaba en su empeño por adelantarse en el electrónico, el Girona también se desperazaba en algunas ocasiones –como así lo atestiguó una oportunidad de Longo tras pase entre líneas de Portu-, lo cual hizo que la igualdad, en el cómputo global, imperara en una primera mitad que finalizó con el mismo resultado con el que empezó y dos equipos cuyas prestaciones habían sido similares a pesar de que en la tabla clasificatoria se encuentren separados por 21 puntos.

El Girona aprieta ante un Almería exhausto 

A la vuelta de vestuarios, y como si el cuadro local, en lugar de haber aprovechado los quince minutos de receso de rigor para tomar un poco de aire hubiera permanecido sobre el tapete del Mediterráneo sprintando arriba y abajo, se vio a un Almería en el que el cansancio físico había hecho mella sobreamanera; ni Pozo ni Puertas aparecían con tanta asiduidad, ni hombres como Fidel o Nano tenían tanta fortaleza para recorrer su banda. Además, en el flanco opuesto, Marco Motta, sin competir desde el pasado mes de abril, notó el sobresfuerzo y dio muestras de ello. No obstante, el italiano completó los 90 minutos.

A pesar de ello, Pablo Machín vio en ese costado un filón que podía ser aprovechado por uno de sus efectivos más veloces. Caso de Mojica, que incurrió en el césped al borde la hora de encuentro para tratar de aprovechar los contraataques de los que pudiera disponer su equipo y dotar de una mayor profundidad al mismo.

Precisamente, de esta guisa, al contragolpe, llegarían la mayoría de acciones del conjunto catalán, que se valió de la falta de ideas y frescura de un obnubilado Almería que veía cómo se alejaban sus opciones de victoria, único rédito válido para igualar a puntos con el equipo que marca la zona de descenso, a expensas de que este dispute su correspondiente partido.

Así, Longo, Alcaraz o Portu bien pudieron poner por delante a los suyos y asestar un golpe a su rival que podría haber sido definitivo. Finalmente no fue así y la contienda se saldó con un reparto de puntos que contenta al que en este caso hizo las veces de visitante y que deja sumido en la zona de la quema a un Almería que, al término de la presente fecha del campeonato, podría ver la permanencia a cinco puntos.