Tragedia es poco para poder catalogar a lo vivido en el Estadio de los Juegos Mediterráneos ese domingo, 26 de febrero de 2017. Tras el esperpéntico espectáculo que se pudo ver sobre el terreno de juego, consumándose una derrota más en la cuenta particular del club indálico, lo peor estaba aún por llegar de puertas para adentro del feudo rojiblanco.

Francisco, magnánimo en la victoria, atendió a todos aquellos que le aprecian en la sala de prensa, y no dudó en dar su opinión sobre la situación en la que se encuentra el Almería, su club y hogar, ahora y siempre en su corazón, como dejó claro en la entrevista realizada para este medio. “Nunca he vivido la situación que ahora mismo tiene el Almería, plantilla y afición. Es muy rara”, afirmaba categóricamente el míster universitario. Tras finalizar su comparecencia, atendió a su antiguo jefe: Alfonso García, que se encontraba abatido, hundido, destrozado en la sala, y muchos fueron los que apreciaron, mientras atendía a los medios, varios momentos en los que al aguileño parecía que las fuerzas le flaqueaban, pudiendo derrumbarse en el llanto más honesto, el de aquel que ha sido derrotado por el rival más difícil de vencer: uno mismo. Alfonso sabe que ha cometido errores, pero lo que no conoce es cómo podrá remontar esta situación, y de qué manera podrá acabar todo esto.

Ahí es donde se vuelve a equivocar. Él no puede remontar esto. Es imposible. Y nunca podrá. Y la razón es muy sencilla: esto no es tarea de una sola persona; es la meta de todo un equipo, una afición, una ciudad. Todas las partes que componen un club deben volver a estar unidas, como antaño. De un tiempo a esta parte el hermetismo y la falta de autocrítica, el no aceptar un comentario en contra de lo que se estaba realizando, han llevado al club a la situación en la que se ha metido de manera lenta pero inexorable.

Citando a uno de los locos más locos y sabios del mundo del fútbol, conocido por la parroquia rojiblanca más que de sobra, un club es como una mesa con cuatro patas: directiva, plantilla, prensa y afición. Y cuando una de estas falla, las demás se ven arrastradas sin ningún tipo de posibilidad de salvarse. Todas son igual de importantes para que todo sea estable, y nada cojee.

Ya es hora de volver a estar todos unidos, a hacer justicia al nombre que tiene este club. Ya se conoce la opinión de la afición, ya se sabe cuál es su estado de preocupación, miedo y decepción. Qué sucedería si ahora directiva, plantilla y prensa se reunieran en una sala, cerraran las puertas y hablaran todo lo que ha sido obviado, todo aquello que se debe decir cara a cara, sin mala fe, sino en busca del triunfo común, el bien del club, que repercute directamente en el bien de la afición. Exponer abiertamente qué es exactamente lo que ha venido sucediendo y fallando, corregirlo y aprovechar el tiempo que queda para poner remedio y salvar la categoría. Y ya una vez salvados, empezar de cero, haciendo las cosas de la manera correcta, cumpliendo cada uno la función que le corresponde, dejando hacer a los demás lo suyo.

Si ahora llegara un nuevo técnico pero se viera inmerso en la misma dinámica que sus predecesores nada cambiaría, y el destino del Almería estaría más que escrito, a pesar del cese de Fernando Soriano. Esta batalla es de todos. Y muchos pueden ayudar a salir de esta situación. Aún no es tarde, pero es la hora de demostrar la actitud necesaria para remontar el vuelo. Ahora o nunca.

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Sobre el autor
Álvaro Pérez Fernández
Redactor en VAVEL.com (España) de la UD Almería.