Victoria solvente del Almería frente al Numancia, sin alardes y sin exponer un fútbol extremadamente vistoso. Tampoco es necesario. Lo que precisa, a día de hoy, el equipo que comanda Luis Miguel Ramis son puntos, y de esos está cosechando un buen puñado en los últimos meses, concretamente 20 unidades de 30 posibles se ha echado al zurrón un conjunto que llegó a ser el último de la fila.
En esta ocasión, los del Mediterráneo hicieron las veces de verdugo ante un equipo con media permanencia en el bolsillo que no dio, ni mucho menos, la sensación de querer rascar nada positivo de su visita a tierras andaluzas. Quizá porque se dejó ir, quizá porque los dos goles encajados cuando apenas se había rebasado la media hora de juego echaron por tierra todas sus esperanzas.
Fueron Fidel y Antonio Puertas quienes se encargaron de darle sabor a una primera mitad insulsa en líneas generales. El onubense suma ya ocho goles este curso, los mismo que el atacante de Benahadux, que dejó una de las instantáneas del encuentro al celebrar con Grada Joven el gol anotado. Todo el estadio se abrazó, literal o metafóricamente hablando, el extremo almeriense.
La segunda mitad de la confrontación transcurrió sin pena ni gloria. Los locales se limitaban a hacer valer su ventaja en el marcador estando bien plantados sobre el verde y esperando un contragolpe que pusiera la sentencia, ante un Numancia que gozó de una posesión estéril y que apenas puso en apuros a Casto.
Finalmente, el electrónico no volvió a moverse y el Almería sumó la novena victoria del curso como local, que le deja ostentando 45 puntos y acariciando la permanencia, un año más, en Segunda División.
