El Almería tampoco consiguió ganar por segunda vez consecutiva esta temporada frente a Osasuna. Y no, no parece que la tónica vaya a cambiar, al menos a corto plazo, pues el conjunto rojiblanco  tiende a acostumbrar a su peor versión. Los de Lucas están pasando por la típica etapa de equipo de Primera que no termina de adaptarse a la Segunda División. Una competición extremadamente reñida y en la que no se perdona el error. Basta un pequeño traspiés para bajar cinco o seis puestos en la clasificación. Prima la solidez como local, pero no basta para obtener buenos resultados si el supuesto objetivo es el del ascenso.

Hacen falta un buen puñado de puntos lejos de la "comodidad" del estadio para poder optar a algo más que deambular por la mitad de la tabla y, como habitúa el Almería, la zona baja de la misma. Si encima añadimos que el conjunto entrenado por Lucas Alcaraz tiene el don del oportunismo (y no en el buen sentido), obtenemos un cóctel explosivo. Y es que la UD Almería no se podía permitir pinchar el pasado sábado, algo que finalmente terminó ocurriendo.

En contadas ocasiones desde que se bajara a segunda se ha ganado lejos del Estadio de los Juegos Mediterráneos, razón de más para que se diera un golpe sobre a mesa contra los rojillos para llegar con una dinámica inmejorable a la final que se disputará ante el Sevilla Atlético. No por la posición en la tabla, puesto que, pese a encontrarse a tan solo tres puestos de diferencia en la misma, al conjunto hispalense le separan la friolera de 14 puntos de los almerienses. Es una final porque al Almería le cuesta horrores ganar fuera de casa y es de los pocos campos, en un principio, más accesibles. A priori, porque todo el mundo sabe como se las gasta esta liga, en la que cualquiera puede llevarse el encuentro y en la que solo pequeños detalles suelen definir el resultado.

El Almería debe enmendar su error de la pasada jornada trayendo los tres puntos de Sevilla. Solo vale ganar para evitar lo que es sinónimo del club: sufrimiento. Pese a esto, si hay algo que caracteriza a este equipo es no rendirse nunca, y el Almería va a seguir luchando por optar a todo mientras exista la probabilidad matemática.