Partido de los grandes en un inmejorable escenario. Los más de 15.000 espectadores que poblaron las gradas del Estadio Gran Canaria disfrutaron de un encuentro sin tregua, entre dos equipos con el ascenso como ilusión y objetivo, que se fueron a por el partido sin miedo desde el pitido inicial y que se vaciaron en el campo durante los 90 minutos. Bajo un sol radiante y una temperatura primaveral Las Palmas se encomendó a su enorme potencial ofensivo, mientras mantenía el orden atrás ante las acometidas con muchos efectivos del Girona.

Ambos equipos dejaron claro desde el principio que no están luchando por el mismo objetivo por casualidad y ya se demostraba en sus onces iniciales. Herrera recurrió a la base de sus últimos partidos haciendo dos modificaciones, las de Ángel López en el lateral izquierdo y Nauzet Alemán en el extremo derecho por Christian Fernández y Guzmán Casaseca respectivamente, ambos relegados a la grada en esta jornada. Por su parte, Machín suplió la baja de Lejeune formando con Carles Mas de inicio y repitiendo Aday como carrilero por la izquierda.

Araujo golpeó nada más empezar

El partido fue un no parar, especialmente en la primera parte, donde nada más rodar el balón se comenzaron a suceder los hechos. El Girona forzó el primer córner antes de que se cumpliera el minuto de juego, pero quien golpeó con más fuerza fue Sergio Araujo. Un balón largo y profundo por la derecha lo gana David Simón a Carles Mas en las proximidades del área para ceder al argentino, quien no desaprovechó la ocasión y de certero remate sumó su 16º tanto de la temporada. No habían pasado tres minutos de juego y Las Palmas ya dominaba el marcador.

Pero este Girona de Pablo Machín es un equipo trabajado hasta el último detalle al que no le afectan mentalmente golpes así. Lejos de acusar el tanto recibido, el cuadro gerundense se adueñó del balón y mantuvo altísima la intensidad en su juego y en la presión al cuadro amarillo, una intensidad que le duró hasta que Ortuño mataba el partido, allá por el minuto 64. Hasta entonces el Girona no fue un equipo inferior a Las Palmas.

Sobre el césped había dos colosos de la categoría y como tal se desarrolló la primera parte. El conjunto de Machín se hartó de enviar balones a Mata, que puso en numerosos problemas especialmente a Marcelo Silva, y Las Palmas trataba de tranquilizar el juego ante el elevadísimo nivel de presión al que estaba sometida por el Girona. Mata avisó a los nueve minutos con una gran jugada colectiva, pero su remate sería un reflejo de lo que acabaría decidiendo el partido: la puntería. El remate de Araujo acabó en las redes de Becerra; el de Mata en las obras donde anteriormente estaban las pistas de atletismo del estadio.

A Las Palmas le costó aguantar el ritmo

Poco a poco fue tomándole el ritmo al partido Las Palmas, especialmente por medio de Culio, quien trataba de ralentizar el juego y dotar de una mayor pausa a un conjunto amarillo que estaba sufriendo ante la presión gerundense y al que apenas le duraba el balón. El hecho de que los amarillos no lograran dar tres pases seguidos limpios demostraba la incomodidad en la que se encontraban los jugadores de Herrera ante la asfixiante presión del Girona. Pero jugadores como David Simón, Culio, Nauzet Alemán o Alfredo Ortuño, a pesar de salir a trompicones, lograban al final su objetivo y fueron equilibrando fuerzas en lo que a posesión de balón se refería.

El Girona pareció agradecer el respiro, ya que esos 15 minutos de dominio amarillo sirvieron a los de Machín para tomar aire y volver a la carga tanto en la recta final de la primera parte como primer tramo tras el descanso. Liderados por un hiperactivo Felipe Sanchón y un profundo Aday Benítez, los catalanes asediaron el marco amarillo y a punto estuvo de igualar la contienda Mata tras un centro que no midió bien Aythami. No obstante, su remate salió muy centrado y pudo atajar Casto.

Ortuño cerró el partido

Tras el descanso más de lo mismo o con mayor dominio visitante si cabe. El Girona se fue decididamente arriba pero seguía sin disponer de ocasiones claras pese a merodear continuamente los dominios de Casto. Machín introdujo a Sebas Coris por Aday, a lo que respondió Herrera dando entrada a Momo por Nauzet. Entre tanto, una buena entrada de Culio por la izquierda acabó para un centro que el propio Momo remata en semifallo en la frontal. Un semifallo que se convertía en una asistencia perfecta para Alfredo Ortuño, ex del Girona, para recoger el balón en el punto de penalti y batir a la media vuelta a Becerra.

El cuadro de Machín protestó airadamente la acción, entendiendo que Ortuño estaba en posición antirreglamentaria cuando recibió el balón de Momo. No obstante, la acción era legal ya que Ramalho se encuentra saliendo en ese instante y habilita al ex gerundense para anotar. En esa protesta se acabaron las fuerzas de un valiente Girona, que acusó en exceso el segundo tanto amarillo y bajó los brazos definitivamente por el cansancio y la distancia en el marcador.

Las Palmas tiró de oficio para recuperar la plaza de ascenso directo igualando a 59 puntos al Sporting de Gijón y al propio Girona. Quedan nueve citas y siguen cinco equipos luchando por dos plazas que dan el billete sin escalas para la Liga BBVA. El equipo de Paco Herrera parece volver a encontrar su mejor versión en casa, aunque deberá consolidarlo lejos de Gran Canaria, donde no se impone desde el 3 de enero, cuando todavía se jugaba la primera vuelta.

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Sobre el autor
Gerardo Mayor
Periodista grancanario. Amante del deporte y el coaching. Antes, en el Herbalife Gran Canaria; ahora editor en VAVEL, escribiendo además sobre Liga Adelante, UD Las Palmas y Herbalife Gran Canaria.