Los primeros instantes del choque estuvieron marcados por un dominio de la posesión por parte de la UD que le venía más que bien a los amarillos; con la eliminatoria de cara, a los de Quique Setién les bastaba con aguantar el resultado, y de momento estaban bastante bien asentados. La presión del Eibar era bastante más tímida que la de la ida, aunque poco a poco iban buscando algo más de cuerpo en su fútbol. El dominio pasaba, en pocos minutos, a estar bastante dividido entre ambos conjuntos, una cuestión que se traducía en que las ocasiones estuviesen bastante huérfanas hasta el momento.

Apariciones tímidas por el área

Con el paso de los minutos, el Eibar iba siendo un poco más agresivo, iba pisando un poco más el área de Raúl Lizoain, pero sin demasiado peligro. En una de estas, un balón largo llegó a los pies de un Wakaso que encontró carril de la izquierda totalmente libre; el ghanés intentó un centro hacia Willian José que se fue demasiado lejos como para que el brasileño pudiese intimidar a Irureta. Eso era de lo poco potable que se veía en el Estadio de Gran Canaria, y es que los armeros estaban como los amarillos: espesos.

Además, los intentos de contra de los vascos estaban siendo desactivados por una defensa que se replegaba bien, que se reajustaba ante cualquier intento de llegar a portería. Con el encuentro siguiendo ese guion, el más activo sobre el verde estaba siendo Wakaso, quien en banda estaba bordándolo tanto en ataque como en defensa. El africano se estaba gustando, se sentía cómodo y tenía el apoyo de su público, llevando el protagonismo de las pocas acometidas grancanarias hasta el momento.

Willian José anima el cotarro

Una de las pocas veces que Juan Carlos Valerón pudo asentarse sobre tres cuartos de campo, el de Arguineguín conectó con un Willian José que sacó un latigazo que Irureta tuvo que despejar como pudo a córner. Wakaso empezaba a dejar destellos de lo que sería su partido Los amarillos insistían con el saque de esquina y otro disparo de Willian acabó, otra vez, en las manos de un Irureta cuyo toque sobre el balón fue suficiente como para que el disparo del brasileño acabase pegando en el larguero. Las Palmas se desmelenaba, o al menos, lo intentaba y buscaba la portería con una pizca más de insistencia.

El Eibar cogió el rebufo de los canarios y empezaron a pisar terreno de juego amarillo con un poco más de asiduidad. De hecho, David García tuvo que tirarse para despejar un balón que le llegaba muerto a un Sergi Enrich que estaba con la caña preparada. En ese instante, las ocasiones se sucedían, porque Las Palmas no quería quedarse sin responder. En esas, Wakaso volvía a llevar el murmullo a las gradas del Gran Canaria con un disparo lejano espectacular que se marchó por poco por encima de la portería vasca.

Valerón se gusta, el Eibar se aleja de la meta amarilla

Sin embargo, igual que pasara en el partido de Liga ante el Málaga, a la UD le estaba faltando algo de chispa, le faltaba materializar un poco más las ocasiones. De esa manera, los de Setién conseguían mantener bastante la posesión y alejar al Eibar del marco defendido por Raúl, dejando que el protagonismo empezara a tomar los nombres y apellidos de Juan Carlos Valerón; el de Arguineguín se gustaba con otra clase de cómo jugar al fútbol, dándole una lección a sus propios compañeros y a los rivales.

Wakaso y el recogepelotas abren el marcador

Una de las acometidas de la UD por la banda de Wakaso llevó a Irureta en un acto de demencia a dejar su portería vacía para proteger un balón que se le acabaría escapando. No obstante, el ghanés siguió peleando por el balón cerca de la línea de banda con un hambre envidiable, llegando a conseguir un saque para Las Palmas. El recogepelotas, hombre clave en el primer tanto amarillo El africano le metió prisas al recogepelotas porque Irureta estaba fuera de su feudo y puso un centro medido con las manos hacia el corazón del área que Willian José no llega a rematar, pero Juncá, sin quererlo, la mete dentro de la portería por la inercia de la carrera para defender la jugada.

El gol de Las Palmas levantaba al público al grito de “Wakaso, Wakaso” y los amarillos se iban al descanso con la eliminatoria bastante finiquitada, pero con un ídolo nuevo en las gradas del Estadio de Gran Canaria.

Locura en el Estadio de Gran Canaria

El inicio de la segunda parte iba a ser una oda a esta competición, y es que después de lo que ocurrió en el final del primer acto, Las Palmas salió relajada, demasiado relajada para afrontar el encuentro. El Eibar abusaba de los grancanarios e iba claramente a intentar darle la vuelta al encuentro siendo muy agresivo, consiguiendo ver puerta tras un saque de falta que Ekiza remataría de forma fácil con la cabeza.

La defensa amarilla estuvo a por uvas y Ekiza les castigó, el orden desapareció y el empate llegaría al marcador. La falta de tensión defensiva le costó a la UD dos goles No obstante, esto no quedaría ahí, porque otra jugada peligrosa del conjunto armero llevaría a Sergi Enrich a rematar a bocajarro sobre un Raúl Lizoain que se lució, pero que no pudo despejar demasiado lejos, dejándole el balón muerto otra vez a Enrich que no erró dos veces.

La zaga local volvió a fallar y el Eibar se ponía a un solo gol de llevarse la eliminatoria. Aquel tanto en propia puerta de Juncá se quedó en nada después de unos pocos minutos de segunda mitad, aunque el tanto de Enrich fue en posición antirreglamentaria. El público se enfadaba con su equipo y con razón, Las Palmas se relajó en demasía y lo terminó pagando de la peor manera posible.

Otra vez Wakaso; el Eibar se agarra

Las Palmas tenía que levantar cabeza y desquitarse de los fantasmas que lo atormentaban, tenía que quitarse de encima esos dos goles como fuera. Los amarillos intentaron cambiar la dinámica, pero la mentalidad del Eibar estaba por las nubes y tenía la portería entre ceja y ceja. El fútbol le venía muy de cara a los vacos, que estaban teniendo todas las ocasiones para remachar la eliminatoria.

No obstante, no contaron con Wakaso una vez más; el ghanés aprovechó un pase muy bueno de Dani Castellano para colocar un centro al que Willian José no llegó, pero sí alcanzó la pelota un Momo que finalizó bien con pierna derecha para empatar del nuevo el choque. El jugador africano estaba siendo el mejor con diferencia.

El jarro de agua fría iba ahora para un Eibar que igualmente se agarraba a lo que podía, que no iba a dejar de pelear por la eliminatoria. La banda izquierda de Wakaso fue un quebradero de cabeza para el Eibar Los armeros iban hacia arriba, buscaban la portería y Las Palmas tenía que defenderse como podía. El fútbol estaba regalando un partido precioso entre dos equipos que estaban peleando cara a cara, sin miedo y con ganas de más, con hambre, con ansias por llevarse ese billete hacia los Cuartos de Final de la Copa.

Combate cuerpo a cuerpo hasta que Valerón apareció

Con todo igualado, las ocasiones se sucedieron en ambas áreas y los porteros tomaron más protagonismo que en los primeros cuarenta y cinco minutos. El fútbol estaba siendo bastante más directo y Wakaso continuaba con su show particular, dejándonos internadas por esa banda izquierda y disparos desde muy lejos que se envenenaban demasiado. Valerón sacó su chistera en los mejores momentos combinatuvos de Las Palmas Mendilibar metió toda la dinamita que tenía con la entrada en el campo de Borja Bastón, un gol le daba treinta minutos extra al choque que no le convenía a la UD Las Palmas.

Eso sí, el paso de los minutos iba apagando a un Eibar que perdió presencia con el balón y los amarillos empezaron a combinar mejor, a encadenar pases de una forma más aseada y a llegar cada vez más lejos en el terreno de juego. Con el encuentro en ese escenario, Juan Carlos Valerón sacó de nuevo su chistera para deleitar a los aficionados con pases sin mirar, con jugadas al primer toque y destilando muchísima clase sobre el verde.

Fin de la cita

No, Mariano Rajoy poco tuvo que ver con el precioso encuentro que Las Palmas y Eibar estaban regalando, pero la UD reventó la eliminatoria de forma definitiva para ponerle un lazo. Con el dominio de la posesión, los amarillos se fueron acercando cada vez más a la portería de Irureta y el peligro se olía a kilómetros. Un latigazo de Willian José probó al portero vasco antes de realizar una cantada que le daría el tercer tanto a Las Palmas.

Un centro desde la izquierda llevaría a Irureta a salir en falso; la pelota le cayó de de esa manera al capitán, a David García, quien a la segunda sí vio portería ante el estallido de júbilo de la afición grancanaria. Las Palmas se adelantaba de nuevo y ponía el punto y final a una segunda parte de locura absoluta en la que Wakaso brilló de una forma especial. 

El final del choque iría llegando y el Eibar consumía sus últimas ocasiones sin demasiada fortuna. El fútbol loco le había salido muy bien a una UD que se atrevía a seguir probando a Irureta, aunque el cansancio ya hacía mella en las piernas de los hombres de Quique Setién.

Con gritos de “Wakaso Balón de Oro” el partido llegó a su final con una UD Las Palmas que sigue disfrutando y haciendo disfrutar de la Copa del Rey. Que no pare la fiesta. 

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