La Copa del Rey se presenta, normalmente, como una oportunidad para dar minutos a los menos habituales. Esta edición ha sido más especial para Las Palmas de lo que suele ser en años anteriores. Los teóricos suplentes están dejándolo todo en el campo, y poniéndoselo muy complicado a Quique Setién. Pero si un jugador ha conseguido sobresalir en cuanto a su proyección ascendente, ese ha sido sin duda Nili Perdomo.

Nili solía jugar hace escasos años en la cancha de su instituto, con sus amigos, donde ya empezaba a dar muestras de su indudable calidad. Desde la humildad y el esfuerzo ha ido convirtiéndose en lo que hoy es: un lateral derecho con una personalidad arrolladora.

El 7 de junio de 2015, hace menos de un año, Nili debutaba con la Unión Deportiva. Lo hacía en un choque prácticamente de trámite, ya que se trataba del último partido de fase regular previo al playoff de ascenso, en el que finalmente acabaría llegando el ascenso amarillo. El encuentro tendría lugar en el Estadio de Gran Canaria, ante el Alavés, y acabó con un 3-2 para los locales.

Se lesionó en su debut, pero peleó por volver a tener su oportunidad

Sin embargo, lo más interesante de ese día sería el debut de un chico del filial, que soñaba con comerse el mundo. Le quedaría un sabor agridulce, lamentablemente, ya que se lesionó y no pudo completar un partido en el que estaba siendo el mejor de los amarillos. Lo había hecho de titular, ocupando la posición de lateral derecho a la que le había reconvertido Mingo Oramas, entrenador de Las Palmas Atlético. Su etapa anterior la había pasado jugando de extremo, cuyas únicas funciones se limitaban a jugar por su banda y poner centros al área. Así pues, el técnico del filial supo ver a la perfección que las cualidades de Nili le capacitaban para algo más. Y es que su naturaleza, ese paquete biológico que condiciona a cada cual, le permite tener un gran recorrido, con el derroche físico que ello acarrea.

Eso fue, precisamente, lo que hizo ante el cuadro valencianista. Cuántas veces habrá soñado con ese momento, con pisar el verde tapiz de un gran estadio, de esos en los que las noches son especiales, mágicas, defendiendo el escudo del que siempre ha estado tan orgulloso.

No es sencillo completar un partido tan serio como el que rubricó

Corrió, peleó, estuvo donde se le requirió. Su tarea no era fácil, pues se tenía que batir con Pablo Piatti en la banda derecha. Lo hizo a la perfección. Y no solo cumplió esa función, ya que también fue capaz de recorrer el terreno de juego de un lado a otro para robar balones. No obstante, siempre volvía a su lugar con seguridad, casi al nivel de un futbolista que lleva toda la vida jugando en ligas de categoría, pero combinándolo con la ilusión del comienzo. Ese ímpetu es lo que más le caracteriza, pero tampoco se le dan nada mal las cuestiones tácticas al chico.

Ya lo dejó claro el técnico cántabro en rueda de prensa, al afirmar que le había sorprendido gratamente. Y no es ninguna sorpresa, cuando un canterano de 21 años le ha ganado la batalla a un lateral como Gayà. Pero también desquició a De Paul con sus férreos marcajes, o a Paco Alcácer. Este último

Este último, por otro lado, acabó el partido renqueante y finalmente estará en torno a tres semanas de baja. Se perderá, de este modo, el partido de vuelta de los cuartos de final.

La actuación del lateral derecho no pasará desapercibida para Quique Setien. El entrenador se ha percatado de que dispone de un comodín con el que no esperaba. Un comodín que también puede usarse en partidos de Liga, con los que la figura de Nili puede ir engrandeciéndose. Esto es solo el principio de un futbolista que promete.