Tres puntos que suman mil en liga, sonrisas que hacen más ameno un lunes y goles que son amores. La UD Las Palmas sigue dando alegrías a su afición a base de chispazos, de trances de buen fútbol en los que encandila al más pintado. Su última víctima fue un Athletic Club que se vio sorprendido por un gol al borde del descanso que acabaría siendo más determinante de lo que parecía, algo por lo que terminaron hincando rodilla en un Estadio de Gran Canaria que volvió a respirar aires de grandeza una bendita noche más. Y victorias como ésta son las que no ocurren por casualidad o por cuestión de azar.

El partido en tres claves

1. Desconectar al Athletic: Los leones salieron a jugar un fútbol más directo que Las Palmas en los primeros compases, algo en lo que tenía mucho que ver su presión alta y su vigilancia sobre los hombres de referencia del centro del campo amarillo. No obstante, con el paso de los minutos los canarios fueron haciéndose con el control del juego y de la posesión, fueron encerrando a su rival y alejándole de la meta de Javi Varas, consiguiendo que los vascos fueran poco a poco teniendo menos peso en el juego. Hombres como Williams o Aduriz se pasaron gran parte de los primeros 45 minutos un tanto desaparecidos.

2. El gol de Prince, decisivo: A los de Setién le estaba faltando esa claridad arriba para empezar a meterle miedo a su rival cuando ya tenía el control. No obstante, en una de esas jugadas rápidas en la que las combinaciones amarillas van a gran velocidad, Tana vio el hueco, Macedo lo entendió y el brasileño la colocó a un primer palo donde llegó Boateng, sí, otra vez él, para abrir el marcador. El ghanés anotó un gol de hambre y de nueve, fusilando a Kepa cuando el descanso asomaba. Ese gol fue psicológico para un Bilbao que no terminaría de levantarse al recibir el segundo a los cinco minutos de iniciarse el segundo acto.

3. Roque Mesa y Vicente inamovibles: En Sevilla ante el Betis, los amarillos naufragaron sin el mediocentro zurdo sobre el verde y lo acabaron pagando. Roque se quedó muy solo y se notó; echó de menos a Vicente. Con los dos nuevamente sobre el césped como titulares, Las Palmas cambió de cara. Ambos están en el mejor momento de sus respectivas carreras y ante el Athletic lo demostraron una vez más. Sostuvieron al equipo y mandaron en un centro del campo que sólo tuvo un dueño. Cuando Roque se marchó sustituido, el equipo se vino abajo, aunque el cansancio también hizo mella, dejando patente que esta pareja de mediocentros son, a día de hoy, inamovibles de un once que quiera pelear por los tres puntos.