Este fin de semana visitará el Estadio de Gran Canaria uno de esos equipos que se han ganado la simpatía del aficionado medio como es el Leganés. El conjunto del sur de Madrid no está cuajando una mala liga que digamos, sino que está consiguiendo competir de buena forma contra casi todos sus rivales para mantenerse en una zona más o menos cómoda de la clasificación. Los pepineros son un equipo aguerrido, pero quizás no guardan buenos recuerdos de la isla redonda en cuanto a fútbol se refiere. Y es que Leganés y Las Palmas se han enfrentado en 10 ocasiones en tierras grancanarias en las que sólo lograron 2 triunfos, aunque el dato más interesante de esta retrospectiva es, en concreto, un resultado que llama la atención por encima del reto con suma facilidad.

Una goleada monstruosa

Corría el año 1999, el nuevo siglo estaba a la vuelta de la esquina y la UD Las Palmas comenzaba, sin saberlo, su camino de vuelta hacia la Primera División. Sergio Kresic había conseguido armar un equipo potente que marchaba tercero en la categoría de plata del fútbol español justo antes de recibir a un Leganés que era el colista. El Insular se llenó de colorido una tarde de domingo más y sus chicos iban a regalarles una exhibición de poderío.

Las Palmas marcó territorio desde el principio y en apenas 18 minutos ya había visto portería en dos ocasiones con Josico siendo uno de los anotadores. Los amarillos llevaron la batuta del encuentro pero no consiguieron ampliar la ventaja y el Leganés consiguió frenar la sangría. Las Palmas no tuvo rival aquella tarde en el Insular No obstante, los hombres de Kresic saltaron al césped con un hambre de gol voraz y se dieron un festín a costa de un equipo, el pepinero, que no pudo contrarrestar esa bacanal.

Los amarillos encarrilaron 3 goles en 11 minutos, siendo protagonistas Sequeiros, que ya había visto puerta en la primera mitad, Orlando y Pablo Lago. Poco después, llegaría el sexto obra de Samways y el séptimo de Eloy para cerrar la tarde noche goleadora en la que sólo el gol en propia puerta de Olías consolaba a los madrileños.

Aquel triunfo supo a gloria, una gloria que los amarillos tocarían al final de temporada cuando consumasen un ascenso peleado y soñado a partes iguales. 

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