Un frío Camp Nou recibía a una UD Las Palmas que salía con todo lo que tenían en busca de la machada en territorio Barça y con las únicas novedades de Tana, que volvía a la titularidad después de mucho tiempo en Liga, David García y Hélder Lopes. No obstante, los blaugranas sí que quisieron realizar una serie de rotaciones en todas las líneas aunque mantenía la presencia de Messi y Luis Suárez en el once. Setién y Luis Enrique tenían los mismos intereses pero con un pequeño matiz que evidenciaba la importancia de la Copa para un Barcelona que tiene reservar piezas para el encuentro de Anoeta esta próxima semana.

Los primeros compases del choque estuvieron marcados por el dominio del Barça, consiguiendo hacer daño desde la presión y recuperando balones con facilidad. De esa manera, una pérdida de Viera en el círculo central obligó a Roque a derribar literalmente a Luis Suárez con un placaje para evitar la sorpresa; el teldense se llevaba una amarilla clara en pleno minuto dos. En ese sentido, Las Palmas había entrado un tanto fría al encuentro, algo habitual del cuadro canario cada vez que sale lejos de la isla.

Y aunque los amarillos parecían conseguir algo de réplica a la hora de llevar el peso con el balón, el Barcelona continuaba muy cómodo y mascaba el peligro con tranquilidad. El Barça achuchaba y Varas se vestía de héroe En una de esas acometidas, André Gomes encontró profundidad por la izquierda y el portugués levantó la cabeza para encontrar a un Luis Suárez que batió a Varas con un disparo seco. Los culés abrían el marcador gracias a que el delantero charrúa estaba muy solo dentro del área y el empezaban a tener el partido donde querían.

A los hombres de Setién les estaba costando mucho  crear o imaginar jugadas, las pérdidas seguían apareciendo y los azulgranas iniciaban la búsqueda del segundo tanto. Primero avisaba Messi, después Rafinha y posteriormente André Gomes, pero la suerte no se terminaba de aliar de nuevo con los locales y Varas estaba muy bien colocado para evitar que ampliasen ventaja. La tranquilidad del Barça era evidente y dejaba claro estaba dispuesto a ir a por más goles para abrir aún más brecha en el marcador.

Messi lo intenta y Varas lo evita

Con el Barcelona oliendo sangre, la lesión de David García era otro imprevisto para una UD que estaba sufriendo mucho y que tenía que achicar agua como podía. Los de Luis Enrique ya habían vuelto a tener dos ocasiones más que podrían haber puesto un punto de inflexión al encuentro, pero ni Gomes ni Messi volvieron a estar acertados. La realidad es que el argentino, con una delicatesen de movimiento, estuvo a punto de sorprender a Varas tras dejar sentada a la defensa amarilla.

A Las Palmas le estaba faltando posesión, le estaba faltando mantener un poco más la pelota para intentar probar a un Ter Stegen que había tocado más la pelota con los pies que con las manos. De hecho, la primera ocasión amarilla llegó rondando el minuto 40 de partido cuando una jugada bien elaborada dejó a Jonathan Viera con espacio para golpear la pelota desde fuera del área, pero la acción no salió de la mejor manera.

El descanso iba apareciendo y Leo Messi seguía empeñado en marcar su gol, pero el rosarino se estrelló en dos ocasiones con un Javi Varas que estaba siendo el mejor de los amarillos hasta el momento. De esa forma, el guardameta sevillano conseguía que los suyos se fueran a los vestuarios con una renta más que salvable, aunque los grancanarios tendrían que sudar tinta para recuperar la pelota, tener posesión y hacer daño a un Barcelona que estaba jugando realmente bien. 

Las Palmas tenía que intentar reaccionar y un intento de chilena de Boateng era el punto inicial del segundo tiempo. Durante los primeros instantes de ese segundo acto, los amarillos intentaron llevar el peso del juego y en poco tiempo ya se habían asomado por el área casi tanto como en los primeros 45 minutos con el ghanés, otra vez, como protagonista. Esa era la idea, retener la pelota y defenderse atacando, aunque las cosas no iban a seguir saliendo demasiado bien en corto intervalo de tiempo.

El Barça, en un visto y no visto

A pesar de la mejoría amarilla, un centro de Rafinha se le escapó de las manos a Javi Varas en el área chica, dejando el balón suelto para que Leo Messi encontrase su gol. Llegando en segunda línea, el argentino tocó la pelota con la punterita y puso el segundo para un Barcelona que respiraba un poco más tranquilo. Sin embargo, otra internada del brasileño en el área encontró, en esta ocasión, a un Luis Suárez que se perfiló para reventar la pelota con un latigazo imparable y poner el tercero en el marcador, el segundo en su cuenta.

El Barça estaba cuajando sus mejores momentos del choque y, ahora sí, las estaba enchufando. En apenas siete minutos, el Barça fusiló a los amarillos Los de Luis Enrique iban con el piloto automático y ya habían conseguido desdibujar a la UD de forma completa, algo que se ratificaría con la aparición de Luis Suárez en el área de castigo tras aprovechar un error de la zaga amarilla. Y aunque el uruguayo se encontró con Varas, el rechace la cayó prácticamente a los pies de un Arda Turan que sí sería capaz de continuar la racha.

En apenas siete minutos, en un visto y no visto, el conjunto azulgrana había resuelto de sobra el partido y podía relajarse un poco más hasta el final.

Sin ninguna piedad

A pesar de la goleada, los culés continuaron con el cuchillo entre los dientes y fueron a por más. Las ocasiones siguieron apareciendo y Luis Enrique ya aprovechaba el resultado para repartir minutos entre sus futbolistas. Parecía que Las Palmas había perdido algo de fe, que ya no estaba con tantas ganas como al principio y eso conseguía que el Barcelona mantuviese ese dominio prácticamente absoluto. Aun así, Boateng tuvo una ocasión muy clara de maquillar un poco el resultado, pero el ghanés no estuvo muy fino y le pegó muy centrado.

Los minutos pasaban y el Barcelona se gustaba ante su afición, tocando y buscando más goles aunque ahora con un poco menos de insistencia por la relajación típica de estos minutos. Eso sí, Aleix Vidal iba a protagonizar una jugada con mucho de reivindicación y liberación, y es que el catalán montó el ataque, encontrando un espacio donde esperaba Messi. El canterano encaró y se la devolvió a Vidal para que anotase el quinto.

La realidad es que Las Palmas no pudo con un Barça al que sólo aguantó cuando tuvieron la pólvora mojada. Cuando los blaugranas encontraron la puntería, no hubo partido. La superioridad de los culés fue evidente durante todo el partido y los amarillos apenas tuvieron ocasión de toser a su rival, dejándose tres puntos que, aunque no cuentas con ellos a principios de temporada, siempre duele perder.