El inicio del encuentro fue un reflejo de lo que es el Atlético de Madrid del Cholo Simeone, ya que en apenas dos minutos iba a conseguir perforar la portería amarilla. Una pérdida de Halilovic muy cerca de área propia provocó una contra bien llevada por un Filipe Luis que la mandó directa al área donde Gameiro, que venía desde atrás con todo, la puso en la escuadra con un gran remate de nueve. Los colchoneros se ponían muy pronto por delante y ya habían avisado a los de Setién con un remate de cabeza de Giménez.

Las Palmas apenas había conseguido salir del vestuario y ya tenía un gol en contra, algo que no consiguió frenar el ímpetu de un Atleti crecido y con ganas de más. Los grancanarios, tras el tanto, intentaron emerger desde la posesión, con paciencia y buscando generar peligro sin demasiado éxito debido a la presión de su rival. Veinte minutos le bastaron al Atlético para mostrar todas las carencias de los amarillos De esa manera, le estaba resultando muy difícil a la UD sentirse cómoda ya que siempre tenía una camiseta rojiblanca cerca. La otra cara de la moneda la mostraban los madrileños; seguros de sí mismos, con más vigorosidad tanto ofensiva como defensiva y con el cuchillo entre los dientes cada vez que eran capaces de arrebatarle la posesión a los insulares.

El Atlético estaba perfecto, donde quería, con el rigor y la colocación sobre el césped que deseaban. Eso se tradujo en más llegadas a la portería de Varas y en un saque de córner Saúl le dio otro puñetazo directo a la mandíbula amarilla con un cabezazo en el que superó a Bigas. Y cuando Las Palmas no se había terminado de digerir el tanto, Gaitán aprovechó lo adelantaba que estaba la defensa grancanaria y envió un balón hacia Gameiro. El francés le ganó la espalda a Dani Castellano, aguantó un poco y marcó su segundo tanto de la tarde.

Frenazo al ritmo de partido

El partido fue bajando sus revoluciones con el Atlético menos agresivo en la presión. Las Palmas encontró un respiro ahí para intentar construir de nuevo sus opciones de recortar distancias. Aun así, la defensa colchonera parecía insuperable y estaban con la caña preparada para salir a por el cuarto desde que pudiesen. Las Palmas aglomeraba gente cerca de la meta de Oblak sin generar demasiados problemas y en uno de esos intentos Jesé cayó dentro del área tras un intento de uno contra uno, pero el extremo se tiró para intentar engañar al colegiado y se llevó una tarjeta amarilla que le impedirá jugar en Gijón la próxima semana.

A pesar de esa acumulación de hombres, los de Simeone no sentían el nerviosismo en sus piernas a la vez que podían dosificar sus esfuerzos. No había prisa y no había necesidad de forzar la maquinaria más de la cuenta. El Atlético esperaba a los amarillos con un cerrojo militar en el que no había resquicio ni hueco al que aferrarse, manteniendo su cerrojo con mimo. Eso sí, un centro de Dani Castellano que remató Boateng y que rebotó en varios zagueros rojiblancos se convertiría en la acción más peligrosa del encuentro para la UD

La apatía generalizada empezaba a hacerse notar cuando arrancaron los segundos cuarenta y cinco minutos. Las Palmas no estaba bien y no terminaba de ponerse en marcha, todo ello agravado por un Atlético demasiado bien plantado. Por ello, Gameiro mandó un balón al palo en la primera ocasión que los colchoneros tuvieron tras el descanso. El guion no cambiaba demasiado, aunque un gran disparo de Halilovic estuvo a punto de sorprender a Oblak. El croata estaba siendo uno de los más activos, buscando siempre la manera de hacer daño a un equipo, el colchonero, que seguía siendo un muro infranqueable.

Nada nuevo bajo el sol

El partido estaba sin demasiada historia, ya que Las Palmas estaba chocándose una y otra vez con un mismo muro mientras que el Atlético parecía no querer hacer más daño. La entrada de Torres sobre el césped del Gran Canaria tampoco cambió demasiado lo que se estaba viendo, pero lo que sí iba a cambiar el partido fue la expulsión de Boateng. El ghanés intentó ganar un balón por alto utilizando claramente el brazo para apoyarse en Giménez y el árbitro no dudo en sacarle una segunda tarjeta amarilla que acabó con su partido.

Setién intentó revolucionar un poco la situación, pero ni la entrada de Momo ni la de Mateo supieron demasiado a una UD medio muerta.

Pero todavía quedaba más zozobra para Las Palmas cuando un desmarque de Correa, que había entrado para sustituir a Griezmann, generó un desajuste en el área amarilla para que Thomas batiese a Varas. Las Palmas volvió a agonizar para desgracia de sus aficionados A pesar de lo plano que estaba el encuentro, al Atleti le bastó para seguir aumentando su renta de forma clara gracias a esa pasividad que los grancanarios mostraban. De hecho, la gente empezó a abandonar el recinto de Siete Palmas tras el cuarto gol colchonero cuando todavía quedaban más de quince minutos para el final, una cuestión que reflejaba perfectamente cómo estaba el panorama con el partido.

Con todo perdido, Setién quiso darle minutos a Javi Castellano y ya el partido no tendría nada más que contar; Las Palmas enseñaba la bandera blanca y el Atleti no fue a hacer más daño a una herida que estaba muy abierta, aunque Torres empujaría un buen balón raso de Filipe en el minuto noventa para redondear la goleada rojiblanca en el Gran Canaria.

Lo cierto es que los amarillos estaban con una dinámica bastante negativa y el conjunto de Simeone llegó a la isla para aprovecharse de ello, sumando tres puntos que le valen para seguir en la pelea por esa tercera plaza y, también, para no cansarse demasiado pensando en las semifinales de esa competición que afrontará ante el Real Madrid.

Por su parte, Las Palmas no pudo hacer demasiado y se vio muy superada en lo que viene siendo un final de temporada para olvidar.

VAVEL Logo
Sobre el autor