Tras anunciar a bombo y platillo que Dalport era la nueva máxima accionista del club ché, y por tanto  nuevo dueño, Soriano irrumpió el pasado sábado la "tranquila" actualidad valencianista, con una bomba informativa que corrió como la pólvora por todos los medios de este país.

El lunes tarde tiene lugar la ansiada rueda de prensa oficial -y multitudinaria- de Soriano en un hotel de Valencia, donde explicó a medias tintas las ideas y objetivos del grupo inversor, jugando al despiste, sin aclarar ni aportar luz a las incontables preguntas y dudas que mareaban a la paciente prensa. Y lo peor, dando la espalda con aires de grandeza al presidente de la Agrupación de Peñas Valencianistas, Jaume Part, mal comienzo Sr. Soriano, así no.

Se reúne con Llorente, cara a cara, y le pide -o exige- que paralicen el proceso de la ampliación de capital y que convoque una junta extraordinaria en la que el actual consejo de administración, al completo, presente su dimisión. Dicho y hecho, Llorente tiene una cumbre con los suyos y públicamente, a través de rueda de prensa y en la web del equipo, manifiesta que la ampliación sigue su curso normal, solicitando el apoyo masivo de los aficionados para llevarla a cabo y que sólo dimitirían en el hipotético caso que dicha empresa enigmática pusiese los 47 'kilos' que debe depositar en la primera fase para garantizar su cuota de mayoría accionarial y avalase el patrimonio/inversión que Soriano alardeó el pasado lunes. Y como coletilla dijo sarcásticamente que si cumplían lo anterior "le harían el pasillo".

Esta tarde un supuesto portavoz de Inversiones Dalport, entrevistado por Canal 9, ha aclarado que la empresa se dedica al "holding financiero", con negocios financieros, alimentarios y en la construcción. Está sorprendido por la duda general que circula por todos sitios sobre su origen, solvencia e incluso su existencia, adelantando que el próximo viernes ó sábado el propio presidente, Víctor Vicente Bravo, será el que explique a la prensa todo lo que hay en ese proyecto, sin tapujos.

Por otro lado, la nueva modificación que ha introducido el club en la segunda ronda de la ampliación, que puede durar el tiempo que estimen ellos, significa que si Dalport no presenta los 47 M€ como seguro para seguir como máximo accionista de la entidad, en la mencionada segunda etapa se abre la posibilidad a que cualquier empresa, grupo inversor o persona adinerada podría hacerse con el sobrante de la primera fase, completando el 100% del capital requerido y convertirse directa y legalmente en el nuevo dueño del VCF SAD, ante la mirada estupefacta y atónita de Dalport y Soriano, algo que encajaría perfectamente con el calificativo friki "owned".

Estaríamos, por tanto, ante la remota ocasión de que volviese otro ex presidente, llámese Ortí, Cortés, Roig... o el mismo Soler. O aires fresco y renovado con la llegada de un personaje sin tufillo a nada, sin pasado turbio y sin estar vinculado a ningún otro presidente anterior, una cara nueva. No sé yo qué es peor...

Aquí cada uno va a jugar sus cartas, todo está encima de la mesa, la partida ha comenzado y ya no hay vuelta atrás, el camino triunfal al codiciado trono ché será duro, costoso y no gustará a todos por igual, eso seguro.

Prepárense que Valencia será testigo de excepción de un duelo a muerte por comandar un club que lleva ya 5 años inmerso en un constante caos, perdiendo la seña de identidad y siendo el hazmerreír de casi toda España, dando un espectáculo dantesco, ridículo y penoso. Basta ya, la afición sólo pedimos estabilidad y normalidad, únicamente eso.