Tumbar ocho ligas de un plumazo. Sobreponerse a la incredulidad exterior a base de silencio. Con el césped como mayor credencial a unas posibilidades que, aunque remotas para muchos, desde dentro de este vestuario eran más que suficientes para encarar con seguridad un camino lleno de escollos

Y estas piedras, como se cita anteriormente, eran piedras de realeza, con cuatro coronas cada una de ellas. Nada en esta vida tiene la sencillez que uno presupone. Además, todo aquello que adquiere unos tintes de dificultad suprema, sabe mucho mejor. Y además, si a todo este menú se le adereza con unas gotas de humildad, de saber responder a la duda en el campo, el paladar estallará de júbilo.

Y en ese ajetreo de gritos, de abrazos, de voces unidas, está el Valencia Femenino.  Situado en el cuadro más complicado. Levante, Barcelona y Athletic con la vitola de favoritos que dan esos trofeos previamente conquistados. Desde fuera se dirá que contra todo pronóstico, desde dentro, a las Mari Paz, Carol o Gio no les habrá pillado por sorpresa este hito dentro del valencianismo. Y al capitán del barco, Cristian Toro, mucho menos. Vascas y  catalanas han quedado atrás. El fútbol ha podido a la palabrería de fuera. Espera un rival de similitudes históricas como es el Sporting Huelva. Se viene un título el domingo.

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Sobre el autor
Juancar Navacerrada
Coordinador de la sección del Getafe CF. Redactor del Getafe CF, Segunda División B y del Swansea City.