Todo futbolista ha sufrido la temida suplencia en algún punto en su carrera y a golpe de experiencia se aprende que no es tarea fácil aprovechar las oportunidades brindadas con minutos de buen fútbol. No todos saben lidiar con la presión y la exigencia inherentes, sobre todo si se trata de un partido de vital importancia, como puede ser una eliminatoria de una tal UEFA Champions League. No obstante, los hay que gustan de los terrenos pantanosos, que se crecen ante la adversidad y responden sin titubeos a la llamada de la titularidad. Los hay como Álvaro Negredo

El punta vallecano, tras el traspaso obligado del Manchester City al Valencia durante el mercado estival, ha lidiado con una tormenta de rumores acerca de su posible salida por la competencia con Alcácer, la incorporación de Santi Mina y la consecuente posición de teórico suplente. Haciendo caso omiso a las habladurías, cual asesino silencioso, ha continuado trabajando desde la sombra, esperando su momento para saltar a la palestra. ¡Y de qué manera! 

Aquella noche en el Principado de Mónaco se presagiaba una velada de Champions sin parangón, un duelo de 90 minutos entre un equipo ausente en las últimas tres ediciones del torneo y otro conjunto joven y ambicioso, con ganas de mejorar su participación respecto a la campaña pasada. El rumor previo a la batalla se hacía sentir sobre el césped mucho antes de salir los jugadores al terreno de juego del Estadio Luis II. El cuadro monegasco debía remontar un 3-1 en contra y los hombres de Nuno buscaban asegurar su pase en la eliminatoria. Con ello en mente y, ante la sorpresa de muchos, Nuno Espírito Santo decidió apostar por Álvaro Negredo como referencia en ataque en lugar del canterano Paco Alcácer.

Con la gracia de los jugadores que hacen que parezca fácil, Negredo pudo calmar los nervios de toda una afición con un tanto para enmarcar, poniendo la eliminatoria cuesta arriba para el conjunto local y, en última instancia, garantizando el pase del Valencia a la fase de grupos de la UEFA Champions League. Pero quizá otro jugador en su lugar hubiese recuperado aquel balón cerca del área. Quizá otro también hubiese podido superar a su marca para encarar la portería. Sin embargo, pocos lo harían a los cuatro minutos de comenzar el encuentro y menos aún con la frialdad suficiente para ejecutar una perfecta vaselina, imposible para el meta rival. 

Sea como fuere, el ariete criado en Vallecas presentó sus credenciales y demostró estar preparado para mantener al Valencia entre los mejores de Europa a golpe de goles y, de paso, avivó el debate sobre la titularidad en ataque. En las manos de Nuno Espírito Santo queda la elección de un punta titular y eso sólo lo conoce él. Lo que sí sabemos es que el 'Tiburón de Vallecas' no se lo pondrá fácil.