Durante la primera parte del partido de ayer, el Valencia sacó a relucir lo peor de su repertorio. Los primeros cuarenta y cinco minutos fueron una clara muestra de los males valencianistas, los principales culpables de la que ya es la peor temporada de su historia en Ligas de tres puntos por victoria: fragilidad defensiva insultante -independientemente del segundo gol merengue, en clarísimo fuera de juego- y nula pegada en ataque. El despropósito de jugada que acabó con la picada absurda de Cancelo por encima de una portería prácticamente vacía, en la que hasta tres jugadores valencianistas fallaron a la hora de perforar la red defendida por Casilla, fue un perfecto resumen de lo que ha sido la triste temporada che. 

Todo cambió al descanso, sin embargo. André Gomes y Santi Mina entraron por Abdennour, lesionado, y Cancelo. Enzo Pérez pasó a la defensa, la línea de presión valencianista se adelantó veinte metros y el conjunto che pasó a dominar el partido. Dani Parejo recuperó su mejor versión, que suele salir contra los grandes, y al son de su batuta el Valencia encadenó una ocasión tras otra. El de Coslada, que viene demostrando en los últimos partidos que le será difícil al conjunto che encontrarle un sustituto de su nivel, se adueñó del centro del campo y dirigió con inteligencia cada acción valencianista. 

Los recién incorporados al inicio de la segunda parte fueron un constante dolor de cabeza para Danilo, y por su banda se fabricó el primer gol. Si durante la primera mitad había sido Diego Alves el mejor de los suyos, el testigo pasó en esta segunda parte a su homólogo en la portería contraria. Tras resistir las primeras acometidas de los delanteros valencianistas en busca del empate, llegó el tercero del Madrid en una contra que volvió a mostrar las carencias defensivas de los de Ayestarán. 

El Valencia siguió intentándolo, topándose una y otra vez con un Casilla que no acusó la falta de minutos esta temporada. Desbarató sendas ocasiones a bocajarro de un Alcàcer que no se lo creía, desvió al palo un tiro colocado de André Gomes y blocó otro de Mustafi a la salida de un córner. Entonces, el centrocampista portugués se sacó de la manga una excepcional rosca a la escuadra de la portería de Casilla con la que rubricaría su actuación, justificando de paso por qué es ya un objetivo prioritario para los transatlánticos del continente. Sin embargo, la expulsión de Rodrigo minutos más tarde acabó con las esperanzas valencianistas de sacar algún punto del Bernabéu.