Contra el frío y más que una probable lluvia tendrá que luchar también este Valencia en horas bajas durante su visita al feudo hispalense. En frente, un Sevilla con ganas de seguir mostrando buenas sensaciones en competición liguera y de quitarse la espina clavada en Liga de Campeones por la Juventus se presenta en otro choque para el recuerdo, pues el duelo entre ambos siempre está plagado de tensión y nerviosismo: la rivalidad no cede.

Entrando en antecedentes, los números cosechados por la entidad che en el Ramón Sánchez Pizjuán orienta la balanza hacia el equipo de Nervión. Dieciséis partidos disputados en territorio sevillista y tan solo tres victorias conseguidas. Dato escalofriante: la última cosechó en mayo de 2004. Se trataba de otros tiempos, los goles cosechados por Vicente y Baraja valieron aquella liga tan recordada hasta hoy.

Sin embargo, el declive del club se reflejó de perfecta manera en las visitas a Sevilla. Tras los cuatro primeros exámenes, en los cuales, tres se resolvieron con notable éxito, la continuación en las expediciones fueron solventándose de peor manera. Las estadísticas así lo determinan: Catorce partidos ligueros desde aquel entonces, en los que ocho se decantaron del lado sevillista gracias la constancia y empeño que muestra siempre el equipo del sur. Los seis empates alcanzados no son tampoco suficientes para adquirir balance positivo en los enfrentamientos.

El de este sábado es un partido marcado en el calendario desde que este salío la luz. Un encuentro vital. De enorme importancia. El Valencia llega entre algodones, en cuanto a la situación en la tabla se refiere. "Hemos tocado fondo", comentó Prandelli y más de un jugador. La situación debe revertirse y no hay mejor manera de hacerlo que conquistando el feudo andaluz, objetivo que no se cumple desde hace más de doce años. Junto a ello y la enorme rivalidad acentuada desde aquel encuentro europeo hace dos que truncó el sueño che en el último minuto, supone que la afición siga anhelando una revancha.