El Valencia ha vuelto a la Tierra. En el partido disputado ante el Alavés de Mauricio Pellegrino (ex técnico y jugador valencianista) el equipo che volvió a la tónica habitual de esta temporada, siendo un equipo muy previsible, con falta de actitud e intensidad, donde cada balón dividido era un regalo para el rival. Un Valencia sin alma, sin ir en ningún momento a por la victoria y en todo momento a la merced del Alavés.

En primer lugar, cabe destacar la mala actuación de Fabián Orellana, quien no estuvo al nivel esperado y no ayudó al centro del campo como en otras ocasiones. Es cierto que en los últimos partidos estaba actuando por detrás del delantero, pero esa no es excusa para un jugador de sus características, ya que por sus condiciones está capacitado para rendir en las tres posiciones del frente de ataque. Y para colmo, se autoexpulsó en los minutos finales del partido, de forma que no se vio su mejor versión en Mendizorra

En segundo lugar, también es de especial atención hacer referencia a lo desaparecido que estuvo el italiano Simone Zaza en el ataque valencianista. Estuvo como una isla perdido entre los centrales rivales, quienes no le dejaron en ninguna ocasión espacio para armar la pierna. En este caso, se puede, de cierta forma, salvar al punta italiano, puesto que no le llegó ningún balón en todo el partido, los centros laterales fueron escasos y en ninguna ocasión hubo ninguna combinación en la que saliese bien parada el delantero, aunque esta no puede ser una excusa para un delantero que cuesta alrededor de 20 millones de euros.

Por otro lado, la única excepción fue el valenciano Carlos Soler. Sin cuajar su mejor actuación, quien hasta hace poco menos de tres meses era jugador del filial, fue de los pocos que mostró respeto hacia el escudo que representa y actitud en el terreno de juego. No tuvo una gran actuación en el encuentro, pero en todo momento estuvo atento para intentar cortar la circulación de pelota del rival, trabajo que debería hacer Mario Suarez, aunque este está teniendo una temporada para olvidar, y anotó un gol de esos que solamente quien está metido en el partido es capaz de hacerlo.

En conclusión, un gran Alavés bajó de las nubes al Valencia, que se escuda con que ha tenido una semana muy dura, es evidente que la cuarta plantilla más cara de primera no tiene mimbres para afrontar una serie de partidos teniendo solo una competición, habiendo formado una plantilla ciertamente descompensada y con falta de recursos.

 

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