Una de las funciones de estudiar la Historia es evitar que los errores cometidos en el pasado vuelvan a suceder nuevamente. Por tanto, para comprender mejor la realidad que aún vive el conjunto de Mestalla analizaremos el partido, ya histórico, que marcó un antes y un después en la historia valencianista.

Era 10 de diciembre de 2.016 y La Liga Santander encaraba su decimoquinta jornada, con un Valencia en pleno y total caos en el puesto 17º a 12 puntos con el Sporting de Gijón, quien cerraba la zona de descenso.

Como previa del partido de Anoeta, el técnico italiano mandó un ultimátum a la desesperada a sus jugadores. Los puso en el ojo del huracán reclamándoles "actitud, carácter, personalidad y ganas de sufrir la camiseta" entre otras cosas. Un ataque demasiado directo para una plantilla que visto lo visto en La Rosaleda, todavía adolece de todos esos problemas y no es capaz de encontrar la madurez necesaria para mostrar con regularidad un nivel mínimo de auto-exigencia.

Aquél fue el principio del fin para Prandelli, y muestra de la ruptura con su vestuario, fue el inicio del partido contra la Real. Lejos de salir enchufados al terreno de juego, Willian José adelantaba al equipo vasco a los dos minutos tras rematar un saque de esquina ante el total pasotismo de la defensa valencianista. Por si no fuera poco, en el minuto 24 se repetía el desastre, el delantero brasileño volvía a marcar otra vez de cabeza en otro saque de esquina, ante la misma defensa totalmente inactiva.

No obstante, aunque la actitud de los jugadores no fuera la adecuada tampoco podemos decir que la alineación por la que se decidió el entrenador lo fuera. Cierto es que tuvo muchos problemas para realizarla: tres titulares como Garay, Enzo y Nani no fueron convocados y Mangala se quedaba en el banquillo por ser duda hasta última hora. Pero a día de hoy, muy pocos se explican la titularidad de Fede Cartabia, quien poco después demostraría su nulo nivel de implicación forzando su salida en el mercado invernal y negándose a jugar un partido ya con Voro como entrenador.

El jugador argentino fue sustituido en el minuto 35 de partido, muestra de que Prandelli no tenía muy claras las ideas. A esto hay que sumar el rechazo que tuvo con Gayà quien también se quedó sin jugar, obligando así a recolocar a Martín Montoya al lateral izquierdo, donde siempre se ha sentido muy desorientado.

Precisamente el jugador por el que se realizó el primer cambio fue Santi Mina, quien en su primer contacto con el balón provocaba un penalti que Parejo se encargaría de anotar.

A pesar de ello, el control siempre fue del equipo dirigido por Eusebio Sacristán y a raíz de esta superioridad llegó en el minuto 60, el infantil penalti cometido por Santos sobre Carlos Vela, en una jugada que demostró no tener el nivel necesario para vestir la camiseta del Valencia y menos con el número cuatro. Por suerte la sangría no fue mayor y Diego Alves se lo detuvo al especialista mexicano, dejando la extraña impresión de que un saque de esquina causaba más peligro que una pena máxima en su contra.

Afortunadamente, no todo fueron malas noticias y en el minuto 78 debutaba de manera oficial en primera división el principal motivo de esperanza de la afición valencianista, Carlos Soler. Aunque las causas de su aparición fueran la desesperación de Prandelli por no encontrar soluciones, Carlos ya dio muestras de ser la pieza que necesitaba el equipo, aportando soltura en sus acciones y estando a punto de lograr el empate en su primera jugada. Era el inicio del cambio, confirmándose partido a partido gracias a la confianza depositada por Voro.

Por desgracia, no todos sus compañeros se mostraron tan centrados en su trabajo como el canterano y en una muestra más de su falta de aptitudes defensivas, Joao Cancelo recibía la segunda tarjeta amarilla de una manera absurda mientras Yuri intentaba librarse de su marca.

Finalmente en el minuto 91 Juanmi hacía el 3-1 para que dos minutos después Zakaria Bakkali maquillara el resultado, tras una buena acción personal que deja abierto el debate de por qué este jugador no ha contado con más minutos con ninguno de los técnicos que han pasado por Mestalla.

De esta forma el Valencia perdía el último partido del año y llegaban las vacaciones de navidad, durante las cuales todos recordamos el caos total y la incertidumbre que se instauraron en el club tras las dimisiones de Prandelli y Suso García Pitarch. En cambio, todo esto propició la llegada de Voro como entrenador y de Mateu Alemany como nuevo director ejecutivo. El primero ha conseguido el objetivo de la permanencia que por aquellos días parecía muy turbio, ahora es el turno del segundo para demostrar que ha llegado a Mestalla  para recuperar la mejor versión de su equipo de fútbol.