Año difícil el vivido para el valencianismo, con nombre propios por diversos motivos, tanto positivos, como negativos. Del famoso "fuori" de Prandelli, al "nuestro objetivo es quedar lo más alto posible" de Voro, sin dejar de lado los poco acertados intentos de Ayestarán, se ha vivido de todo en el primer equipo. Y dejando de lado, en esta ocasión, lo negativo; hay que destacar los tres puntos que han salvado el año para el valencianismo.

Soler y Lato, listos desde el primer día

Es frecuente que cada par de años, o incluso anualmente, un jugador dé el salto desde las categorías inferiores al primer equipo. No obstante, este año era uno extremadamente complicado, lo que hacía plantearse si realmente era necesario poner a un jugador como Soler en el once en una situación tan delicada. Las circunstancias obligaron a Voro a hacerlo, con resultados inmediatos en el campo y la grada.

El centrocampista se convirtió en el favorito de Mestalla en tan solo un par de encuentros. Con las ganas de cualquier chaval que quiere comerse el mundo, con un toque de estrella, y rebosando valencianismo; ha asumido el mando de la medular para tirar del carro. No obstante, no fue el único en dar el salto. Porque Lato se aprovechó de los problemas físicos de Gayà y el mal rendimiento de Siqueira para subirse al carro, y al igual que el de la capital valenciana, dejar marca en la banda de Mestalla.

Además, el entendimiento entre estos dos hombres, que realizaron más de una combinación a lo largo de la segunda mitad de la temporada, ha quedado patente. Y además, ha dejado resultados y goles, pues Soler anotó varios tantos, algunos de ellos importantes y que acabaron significando puntos. El de la medular, ya tiene ficha del primer equipo y una jugosa cláusula que le permitirá mantener alejados a los colosos del fútbol europeo, mientras que Lato aún tendrá que seguir esperando para tener la ficha. Sin embargo, lo que está claro es que hay quilates de sobra.

El Mestalla, en el sendero de la gloria

Y si hay otra cosa que ha quedado clara, y que además también brindará muchas sonrisas, es el hecho del que debe ser consciente el valencianismo. Y es que probablemente nunca ha habido en una hornada de jugadores del Mestalla tanta calidad como hay actualmente. Hay varios jugadores que, posiblemente, podrían estar en el primer equipo. Véase el ya comentado caso de Lato, o los de Nacho Gil, Eugeni, Nacho Vidal, Sito o Rafa Mir, también ya conocido por Mestalla.

Este equipo ha peleado todo el año para colarse en el Playoff de ascenso a la Liga 1,2,3; y el Murcia es el paso que se interpone en su camino. Sin duda, tener al filial en la antesala de la élite del fútbol nacional, como hace el Sevilla, sería un gran paso para esta hornada de jóvenes. Estarían compitiendo casi al máximo nivel dentro del fútbol español, en una temporada larga pero extremadamente competitiva, y donde puede pasar absolutamente de todo.

El femenino, causa de orgullo

Y para concluir, toca poner la mirada en las heroínas de la temporada. La sección femenina del Valencia ha hecho una temporada espectacular, en la que será la última de Cristian Toro como entrenador. Han sido uno de los equipos más goleadores, y encima, uno de los menos goleados, llegando a encajar menos de veinticinco tantos, una auténtica locura hipotéticamente solo al alcance de Barcelona y Atlético de Madrid.

La explosión de jugadoras como Mari Paz, con más de veinte tantos anotados, ha sido también importante. Y lo mejor es que esta temporada puede servir para marcar el inicio de lo que puede ser todo un legado. El Femenino ha cumplido ya el sueño, ha obtenido el resultado justo por su trabajo incondicional durante años y años, ha jugado en Mestalla, ante miles de personas. Fue en una fiesta del fútbol en un derbi ante el Levante, donde el ambiente fue excepcional entre las dos aficiones, que se citaron en el coliseo blanquinegro para ver como las valencianistas endosaban una goleada histórica.

Tras quedar terceras en liga, ahora las che tienen la mirada puesta en la Copa de la Reina, que intentarán ganar para dar un título a la afición. Sería el colofón perfecto a un año histórico, en el que solo ha faltado la harmonía en el primer equipo masculino.