La temporada 2016/2017 ya vino precedida por una campaña altamente irregular, la cual empezaba con mucha alegría al certificarse el pase a la fase de grupo de la Champions tras vencer al Mónaco, pasaba por una estrafalaria decisión de otorgarle, al comentarista, Gary Neville el banquillo valencianista y terminaba sin pena ni gloria en manos de Pako Ayestarán.

El desgobierno, descontrol, sentimiento de abandonos, caos y falta de una figura institucional con cordura y sentido común, ha sido uno de los grandes males del Valencia de Meriton.

El mercado estival de fichajes del 2016 vino marcado por el ya tan arraigado concepto del Fair Play Financiero. Y es que los traspasos multimillonarios que realizó el Valencia de Meriton por jugadores como Álvaro Negredo (30 millones), Rodrigo Moreno (30), Enzo Pérez (25), Aymen Abdennour (22), Joao Cancelo (15), André Gomes (15), Santi Mina (10), Aderlan Santos (9’5), Mathew Ryan (7) … llevaron al club a una situación obligatoria de recaudar dinero mediante la venta de jugadores, dado que se habían perdido ingresos al finalizar la temporada el 12º fuera de competiciones europeas.

De esta manera, la figura de Suso García Pitarch se erigía como transcendental para confeccionar una plantilla lo suficientemente competitiva para volver a estar entre los mejores equipos del campeonato. Desafortunadamente, y transcurrido el tiempo se ha demostrado, las decisiones que tomó el antiguo secretario técnico fueron, a fin de cuentas, nefastas.

Dadas las necesidades económicas, se vio obligado a elaborar un proyecto de presupuesto muy reducido, siendo en estos casos cuando el trabajo de una secretaría técnica debe salir a relucir y por el contrario, no hizo otra cosa que evidenciar una gran falta de capacidad, por parte de García Pitarch, para acometer su objetivo. 

No obstante, a esta falta de acierto, se le sumó una gestión pésima por parte de Meriton, en las figuras de Lay Hoon Chan y Peter Lim, quien demostró no tener los conocimientos mínimos adecuados para dirigir un equipo de fútbol.

Muestra de ello, fue la esperpéntica reunión con las peñas, en las que tanto García Pitarch como Lay Hoon Chan declaraban que no tenían ninguna intención de vender a Paco Alcácer, mientras que al mismo tiempo  Peter Lim negociaba con el FC Barcelona el traspaso del canterano y referente valencianista.

Este desgobierno, descontrol, sentimiento de abandonos, caos y falta de una figura institucional con cordura y sentido común, ha sido uno de los grandes males del Valencia de Meriton, viviendo su momento de máximo auge  tras las dimisiones de Cesare Prandelli y el propio Suso García Pitarch.

En cuanto a la confección de la plantilla, las ventas más importantes fueron las  de Paco Alcácer y André Gomes al Barça (30 + 35 millones) y la de Shkodran Mustafi al Arsenal (41). Sin embargo, para restablecer el balance financiero se optó por operaciones de bajo presupuesto y cedidos. De esta manera llegaron, Álvaro Medrán (1’5), Nani (8’5), Munir (cesión), Mario Suárez (cedido) y Martín Montoya (carta de libertad).

Como muestra de la mala gestión de la secretaría técnica, los que estaban llamados para ser la pareja de centrales titular,llegó a última hora del cierre de mercado, ¡y en la jornada 3! Eliaquim Mangala (cedido con una opción de compra que ya se ha desestimado) y Ezequiel Garay por la desmesurada cifra de 24 millones de euros. Operaciones como la del central argentino, son las que ponen en duda a la afición el beneficio de la relación que posee el agente Jorge Mendes con los propietarios del club y más aún visto el rendimiento del jugador.

Además, en la actualidad es cuando más se cuestiona los precios desorbitados de los jugadores que han terminado recalando en Mestalla, cuando ahora todas las noticias que se publican hablan sobre las apretadas negociaciones que lleva la actual secretaría técnica para fichar jugadores son de no más de 12-15 millones de euros como pueden ser Ignacio Camacho, Raúl Albiol, Milan Badelj o Jeison Murillo.

Todas estas circunstancias han demostrado una imagen muy poco profesional por parte de los dirigentes del club, transmitiéndose a su vez a una plantilla descompensada que, vista y comprobada la ausencia de una figura de autoridad en el club, ha hecho gala de una actitud totalmente reprochable, como la ofrecida por el portugués Nani, quien no tuvo pudor ninguno en reconocer que el motivo por el cual salió andando del terreno de juego en el Santiago Bernabéu fue porque “el Valencia no se jugaba nada”.

Esto demuestra que a los jugadores que hay actualmente en la plantilla valencianista les hace falta conocer la historia importante y competitiva de este club, les hace falta sentimiento de pertenencia y no tener la sensación de que sus agentes los pueden sacar del club y ser jugadores de paso.

Afortunadamente, la actual dirección liderada por Mateu Alemany, a base de decisiones coherentes parece que está levantando los ánimos de la afición valencianista. Si Meriton y en especial Peter Lim, dejan trabajar a los profesionales de fútbol, el camino del Valencia para volver a recuperar su categoría estará mejor planteado.

La apuesta por un entrenador contrastado en la liga española, la continuidad de Voro en la jerarquía institucional del club, la salida de la presidenta Lay Hoon Chan, la fantástica presentación de las nuevas camisetas, la grandísima temporada del Valencia Mestalla que se encuentra inmerso por la lucha por el ascenso a la Liga 123 y por tanto, la aparición de canteranos de gran calidad como Carlos Soler, Toni Lato, Antonio Sivera, Nacho Gil, Nacho Vidal, Sito o Rafa Mir como proyectos de futuro para el primer equipo, invitan al valencianismo al optimismo.