El pasado martes, 3 de octubre, el club anunció a través de un comunicado oficial que iba a iniciar, con el Ayuntamiento de Valencia, el proceso de tramitación de las licencias necesarias para finalizar las obras del nuevo estadio, paralizadas desde febrero de 2009 por la falta de financiación.

Uno de los objetivos del club es que el espectador pueda disfrutar de una “óptima experiencia” en el estadio. Así que la máxima prioridad es que el estadio no solo sea diseñado para albergar partidos de futbol, sino también otros eventos. Es por ello, que habrá una variación respecto a la capacidad inicial de aforo, que era de unos 70.000 espectadores, disminuyendo la cantidad a un máximo de 60.000.

Otro de los objetivos es ”recrear la atmósfera de Mestalla”, abaratando el coste de las entradas y recreando el ambiente de Mestalla, con el fin de que el equipo sienta el respaldo de la afición. Para ello, el club ha decidido anular la pista de atletismo que iba a construir entre el verde y las gradas, creando, así, un espacio que será ocupado por el graderío para que los ches sientan el calor de los aficionados.

Por último, el estadio buscará el confort de los aficionados, ofreciendo buenos servicios de restauración, comercio y actividades de todo tipo antes y después del partido. Muy al estilo americano.

Así pues, el club valencianista quiere cumplir con el compromiso de instalarse en su nueva casa en 2021.

Respecto a este proyecto, Anil Murthy, ha asegurado: "No quiero ni el campo más grande, ni el más bonito de Europa. Eso solo sirve para dos días. Quiero un campo pensado para el aficionado, para su familia, para poder llegar dos horas antes del partido". Además, añadió: "El proyecto no es económico. Nadie nos va a dar diez millones de euros por el nombre. Tampoco vamos a subir los precios de los abonos o las entradas para ello. Es cierto que hay gente que no quiere cambiar porque Mestalla funciona bien y cuando está lleno es un estadio difícil para el rival, pero hay obligaciones".