Fabián Orellana representa la conexión  más reciente entre los dos equipos que protagonizarán la próxima batalla en el estadio de Mestalla. Ambos acordaron en el pasado mes de enero el traspaso del chileno hacia el equipo de la capital del Túria. La salida del futbolista vino forzada por un enfrenamiento irreconciliable con el -por aquel entonces- entrenador celtista, Eduardo Berizzo.

A día de hoy, el destino del atacante sudamericano le ha propiciado un nuevo cambio de aires. Una vez confirmada su marcha al SD Eibar (curiosamente contra quien debutó como blanquinegre) y estando ya a las órdenes de José Luis Mendilibar, es difícil no apreciar lo diferentes que han sido entre sí sus dos últimas etapas futbolísticas.

Orellana, con la camiseta del Valencia, en un partido frente al Eibar | Foto: Valencia
Orellana, con la camiseta del Valencia, en Su debut frente al Eibar | Foto: Valencia CF

Por lo tanto, repasando su trayectoria se pueden extraer varias razones por las que no mostró todo su potencial en Valencia: la principal, nula afinidad de su juego con el estilo de Marcelino, la inestabilidad de la campaña pasada y quizás, su carácter introvertido, que impidió que se adaptara en mayor medida al club.

Marcelino no le encuentra sitio en el equipo

Fue de más a menos para acabar sin pena ni gloria en un equipo que estaba llamado a liderar

Durante toda la pretemporada y lo que va de competición, el técnico asturiano ha dejado claro en todo momento que no contaba con Orellana por motivos deportivos  y siempre ha ensalzado y agradecido su inmejorable actitud. Para el extécnico del Villarreal CF no encajaba en sus planes un jugador de su perfil. Según entendía su sistema de 1-4-4-2, necesitaba futbolistas con un mayor trabajo defensivo y recorrido para jugar por las bandas –tal y como se está comprobando con Guedes y Soler-. Ante la ausencia de la figura del mediapunta en la formación valencianista, se concluyó que Fabián tampoco podía ejercer en la delantera, ya que le faltaba ese instinto de presionar ferozmente la salida de balón del equipo contrario.

Sean acertados o no estos argumentos, son los del cuerpo técnico valencianista, quienes han llevado al equipo a realizar el mejor arranque liguero de su historia, basándose en la idea de que jugadores como Ferran Torres (prometedor extremo puro) tienen más cabida con ellos que el nuevo futbolista armero.

La realidad a día de hoy, es que Orellana ha dejado fríos a los aficionados che. Su rendimiento fue de más a menos –protagonizando un gran partido contra el Real Madrid, con gol incluido- para acabar sin pena ni gloria en un equipo que estaba llamado a liderar.

El mejor partido como blanquinegre fue el de la victoria contra el Real Madrid por 2-1. Fuente: Valencia CF.

Zaza y Orellana, fichajes de invierno con caminos opuestos

Hay que destacar que también acabó enfrentado con su anterior entrenador en el Granada CF, Fabriciano "Fabri" González

Con 31 años y sus buenas actuaciones con el Real Celta de Vigo, parecía la pieza indicada para aportar personalidad, experiencia y calidad a una escuadra desamparada tras las dimisiones de Cesare Prandelli y Suso García Pitarch, a la cual el gran salvador (y nunca mejor dicho) fue Salvador González Voro.

Visto con perspectiva, resulta muy difícil ser el “chico nuevo del trabajo” (el cual es un auténtico polvorín) y tirar del carro para liderarlo. Si recordamos, también le ha costado un mundo a Simone Zaza ganarse las buenas críticas por su rendimiento; ha tenido que meter nueve goles en 14 partidos y aún así suscita dudas.

Sin embargo, las diferencias entre ambos vienen dadas por la edad –mientras que Zaza está en el punto álgido de su carrera con 26 años, Orellana entra en una etapa descendente con 31- y su capacidad para adaptación con los compañeros y la grada.

El italiano no deja indiferente a nadie: se lo deja absolutamente todo en el campo, se enfada cuando lo cambian, arenga a la grada, juega con una rotura parcial de menisco, sigue el cántico de los aficionados en medio de los partidos, en resumen, conecta con el público y demuestra dejarse el alma en cada partido.

Un chileno introvertido y retraído

Por otro lado,  Orellana siempre ha sido muy comedido con el valencianismo. No se le recuerda ningún gesto hacia la afición y su comportamiento introvertido ya llamó la atención de los medios de comunicación en su presentación como valencianista. Esta ya se preveía incómoda cuando se le cuestionó por su teórico carácter conflictivo (hay que destacar que también acabó enfrentado con su anterior entrenador en el Granada CF, Fabriciano "Fabri" González). Por su parte, se limitó a responder muy conciso, que se llevaba bastante bien con sus amigos.

Su timidez y actitud retraída quedaron patentes cuando, tan solo a los 55 segundos, vio que se demoraba una pregunta y reconoció que no le suponía una carga finalizar la entrevista. Así pues, a los ocho minutos de entrevista, este hecho se volvió a repetir cuando les insistía a los periodistas que estaba conforme si terminaban la presentación por que era la hora de comer.

El útimo partido de Orellana como valencianista sería contra el Real Zaragoza en Copa del Rey. Fuente: Valencia CF

La importancia de la estabilidad de un proyecto

El Eibar deberá encontrar una posición donde se sienta un jugador importante y lleno de confianza. Apartados deportivo y personal, cruciales

El legado de Fabián Orellana en ambos equipos viene condicionado por la estabilidad y la continuidad de proyectos dadas por los dirigentes. Al conjunto celeste llegó en una situación con una dinámica ascendente. Esto es debido a que la primera temporada del chileno significa el ascenso del Real Celta de Vigo a Primera División. Aquel era un conjunto entrenado durante tres temporadas por Paco Herrera y que después de confirmar la permanencia al año siguiente dio un tremendo salto de calidad.

Con Luis Enrique y Eduardo Berizzo se desarrolló una idea de juego y un bloque prometedor de jugadores que llevaron al equipo a establecerse como uno de los más punteros de LaLiga. Muy destacable fue la progresión que realizaron con el asturiano, con quien pasaron de salvarse al límite de descender con un 17º puesto el año, a luchar por entrar en competición europea con un noveno puesto. Por otra parte, el techo clasificatorio lo protagonizaron dos temporadas después, alcanzando un más que meritorio sexto puesto. En lo personal, el chileno aportó 36 goles en un total de 172 partidos. Rendimiento diametralmente opuesto como valencianista, el cual se resume en 17 partidos y un único tanto ante el equipo merengue.

Por lo tanto, solo el tiempo aportará la clarividencia necesaria para saber si Fabián Orellana resulta ser un buen fichaje para la SD Eibar. Para ello, su cuerpo técnico deberá encontrar una posición donde el sudamericano se sienta un jugador importante y lleno de confianza. Tanto el apartado deportivo como el personal resultarán cruciales para que su rendimiento sea el que esperan en Guipúzcoa. Por parte del Valencia CF, siempre quedará en el tintero la sensación de que no vino en las mejores circunstancias, tanto por su edad como por las peculiaridades del entorno.

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