El Villarreal llegó a su sexto encuentro de pretemporada contra el rival de mayor nivel con el que se cruzarán durante los partidos de preparación, poniendo ya la mente en la previa de Champions ante el Mónaco, pero las sensaciones no terminan de ser del todo positivas. El equipo tiene todavía que acoplarse a la llegada de los nuevos fichajes y así formar un bloque sólido como el del pasado año; pudimos ver así el debut de incorporaciones como Pato o Roberto Soriano, a los que aún se les vio algo desubicados.

Durante el encuentro, vimos un equipo ordenado y con mucho control en la creación de juego, pero tremendamente espeso a partir de tres cuartos de campo: sin ideas, ni peligro, ni mucho menos desborde; lo cual debe ser un punto a entrenar duramente de cara al play-off de la Liga de Campeones. Asimismo preocupa mucho la falta de gol, ya que en los seis partidos de pretemporada, se han anotado tan solo tres tantos. A la espera de la recuperación de Bakambu, la puesta a punto de Pato y la llegada de otro delantero; los números que se manejan por el momento son muy mediocres.

El gol descolocó al Submarino

Los de Marcelino salieron al campo con muchas ganas, y dispuestos a dominar el encuentro. En los primeros minutos pudimos ver al mediocampo funcionando a toda máquina, con detalles de calidad de Soriano y muy buena circulación de balón aprovechada por la movilidad de la delantera. En el minuto 7', un disparo de Trigueros desde la frontal estuvo cerca de convertirse en gol. Pero un tremendo desajuste defensivo culminado con un error garrafal de N'Diaye ante Otavio, permitió que éste cediese el balón a André Silva, quien hizo en el minuto 12' el único gol del partido.

El gol sentó como un jarro de agua fría a los groguets, que perdieron toda su frescura inicial, acaparando el baón en el centro del campo. El Oporto no fue punzante en ningún momento, y se mantuvo todo el partido herméticamente cerrado en defensa esperando alguna oportunidad para salir a la contra por velocidad. Los amarillos se hicieron dueños del balón, pero no fueron capaces de hacer daño, únicamente, al filo del descanso una recuperación de Jonathan dos Santos acabó en las botas de Pato, quien lanzó un disparo potente y cruzado que no terminó por coger puerta. De esa forma llegaríamos al descanso, con un Villarreal sin peligro, pero que buscaba hacerse con el empate.

Cansancio e imprecisiones

Tras la reanudación, en la que el Oporto cambió su indumentaria del blanquiazul al negro, el panorama no cambió: los de Marcelino tenían el control en el centro del campo, pero sin mucho peligro, mientras que los portugueses aguardaban atrás esperando su oportunidad, lo cual estuvo a punto de ocurrir cerca de los 50' minutos en una de sus dos únicas ocasiones, tras coger a la defensa por sorpresa y de nuevo André Silva se plantó ante Asenjo, pero esta vez su disparo se fue desviado. Por su parte, en el Villarreal, Manu Trigueros fue el hombre más desequilibrante (desde su posición de pivote), quien intentó en repetidas ocasiones el disparo lejano tratando de poner en apuros a Casillas.

Los amarillos se mostraron preocupantemente imprecisos en el segundo acto, muy erráticos y sin la posibilidad de encadenar varios pases seguidos en los últimos metros. Ante eso, Marcelino comenzó el carrusel de cambios propios de una pretemporada, quitando a los más cansados como Pato y dando entrada a jugadores del filial u otras opciones como Castillejo o Rukavina. También hizo pruebas de cara a la próxima campaña como disponer a N'Diaye y Victor Ruíz tanto de centrales como de mediocentros, o a Roberto Soriano en el interior o de segundo delantero. Quien también realzó sustituciones fue Nuno, dando entrada, entre otros, a Adrián López, quien disputó la pasada temporada a las órdenes de Marcelino y suena este año como posible refuerzo.