Tras una fantástica pretemporada realizada por los de La Plana los aficionados groguets se mostraban ilusionados ante el inicio de un nuevo curso en el que esperaban volver a la fase de grupos de la Champions cinco años después. No obstante, las cosas no han empezado precisamente bien para los amarillos. Si bien es cierto que numerosas lesiones han lastrado significativamente su juego y resultados, la mala situación actual comenzó a gestarse a principios de verano cuando jugadores importantes como Areola o Denis Suárez abandonaban la entidad. Una salida menos esperada fue la de Eric Bailly. El costamarfileño fue adquirido por el Manchester United por una cantidad cercana a los 40 millones de euros. No obstante, su reemplazo aún no ha llegado y el mercado estival se cerrará en breve.

La pretemporada no comenzó mal. Sendas victorias por 1-0 y 1-2 ante L´Hospitalet y Nástic; clubes, cierto es, de categorías inferiores. El siguiente rival fue la Real Sociedad, un tanto de Bakambu en la mitad del primer tiempo parecía que iba a ser suficiente para imponerse, pero el cuadro txuri-urdin logró la igualada en la última jugada. Los castellonenses se medirían después a Sporting de Lisboa y Sporting de Braga en tierras lusas. Ambos partidos finalizaron sin goles. Bruno alzó el "trofeo ibérico" ante el primero de ellos al ganar en la tanda de penaltis. El tercer portugués con el que se vieron las caras fue el Oporto, partido romo y que se decidió por un fallo puntual de N´Diaye (1-0) en el primer tiempo. El último partido con Marcelino como entrenador fue en el trofeo Teresa Herrera organizado por el Deportivo de la Coruña. Las consecuencias de aquel choque fueron paupérrimas para el 'Submarino amarilla': lesión grave de Soldado, bronca de Marcelino y Musacchio que acabó con la despedida del entrenador y derrota por 2 a 0. Demasiada inestabilidad.

Pero lo bueno aun no había llegado. La temporada arrancaba de forma oficial con la previa de la Champions ante el Mónaco. Escribà vivió una dura prueba en su debut y perdió por 1-2 ante un equipo que tuvo demasiada fortuna llevándose un resultado casi definitivo. La cosa no comenzó mucho mejor en Liga: un 1-1 en tierras nazaríes en el que la falta de pegada condenó a la escuadra amarilla una vez más. No llegó el milagro en tierras monegascas y el Mónaco sentenció la eliminatoria con un penalti inventado en el 89. El Villarreal había tenido una ocasión clarísima de Borré y  el árbitro quiso obviar un penalti clamoroso por mano de Raggi. Tocaba disputar la Europa League de nuevo. El último de los 11 partidos sin saborear la victoria tuvo lugar el domingo ante un rival directo como es el Sevilla. El partido finalizó sin goles. Sampaoli salió con más miedo del que habría cabido esperar y jugó encerrado atrás, no dando oportunidad a un Villarreal con demasiados efectivos lesionados. Con el parón de la próxima semana, Escribà debe trabajar duro y cambiar algunas cosas para que el Villarreal vuelva a ser aquel club al que se antojaba imposible anotar un gol y que mostraba una terrible efectividad. Es pronto para juzgar al extécnico de Elche y Getafe.