Espanyol y Villarreal se enfrentaban en la séptima jornada de La Liga en situaciones totalmente opuestas. El conjunto catalán llegaba al duelo con necesidad de ganar y convencer a la parroquia periquita para disipar dudas en un inicio tambaleante en una nueva etapa encabezada por un viejo conocido como Quique Sánchez Flores. Mientras tanto, el Submarino Amarillo aterrizaba invicto y con 12 puntos en su haber en la ciudad condal con la intención de continuar la buena dinámica mostrada en ese inicio de campeonato con tres victorias y tres empates. 

Tras el empate final, el conjunto castellonense suma ya ocho visitas sin perder en el feudo blanquiazul, mientras que los seguidores pericos todavía no han celebrado una victoria en casa en este curso. El Submarino partió de inicio con un 4-2-3-1, un sistema que parece gustar y mucho al técnico Fran Escribá para fortalecer el centro del campo, planteamiento que ya utilizó en el Santiago Bernabeu con éxito hace unas semanas. Con Bruno Soriano de pivote, Manu Trigueros tiene una mayor libertad para llegar al área rival, además Jonathan Dos Santos funcionó de enganche para enlazar con un Sansone que estuvo bastante aislado en la parta atacante del Villarreal. Por su parte, el Espanyol se plantó con un clásico 4-4-2 ordenado que incomodó al Villarreal sin escasa producción ofensiva. Gerard Moreno y Caicedo formaron la dupla atacante.

En un primer tramo espeso, como la tónica principal del transcurso del choque, los de Escribá intentaron dominar mediante el juego estático con el control del juego sin incomodar en exceso la portería rival. Los primeros acercamientos no tardaron en llegar, el primero en avisar fue Reyes en una acción vertical, acto seguido Sansone respondió con un disparo desviado tras una gran combinación por el perfil izquierdo. Sin embargo, estos minutos simplemente fueron un mero espejismo, el duelo entró en una fase tanto de imprecisiones en el centro del campo como de respeto mutuo por no conceder al rival. Tal miedo a perder desembocó en un partido plano y sin excesivo ritmo de juego.

En las proximidades del descanso, concretamente en el minuto 38, Samu Castillejo dispuso de una magnífica oportunidad que pudo cambiar el devenir del duelo. Víctor Ruiz filtró un pase desde la frontal, el malagueño remató forzado con la diestra y Diego López intervino ante un disparo envenenado. Fue el único disparo a portería en los primeros 45 minutos.

El combinado blanquiazul trató de meter una marcha más tras el descanso, variación que casi se traduce en el primer gol del Espanyol. Hernán Pérez cerca estuvo de abrir el marcador en una falta directa que repelió Asenjo con una gran intervención. Por su parte, los "groguets" no aumentaron líneas y salvo algún tímido acercamiento no intimidaron la meta defendida por Diego López.

La mejor oportunidad la tuvo Caicedo en el minuto 70. El delantero se trastabilló cuando tenía todo a favor, aunque la acción no estuvo exenta de polémica, la parroquia local reclamó penalti sobre el ecuatoriano. Pese a ello, el Submarino apretó en los últimos minutos con más corazón que fútbol para conseguir los tres puntos. La entrada del Cheryshev dio mayor amplitud y verticalidad al Submarino en el costado izquierdo, pero no fue suficiente para desatascar un marcador que desde el inicio se encomendó al 0-0.

Tanto "groguets" como periquitos firmaron un punto sin arriesgar ni proponer el suficiente fútbol como para merecer y conseguir batir al rival ya que ambos bloques no dispusieron de excesivas ocasiones manifiestas de cara a puerta. El Villarreal ocupa la quinta posición con 13 puntos y continua la imbatilidad en el campeonato nacional de liga.