Los pupilos de Fran Escribá vuelven a convertir el Madrigal en un fortín infranqueable tras la derrota en Europa League ante el Osmanlispoor el pasado jueves. El triunfo ante el Betis supone sumar un pleno de cinco victoras, siendo el mejor equipo de la categoría en su propio feudo. Por su parte, el conjunt verdiblanco está inmerso en un momento delicado, los resultados y la filosofía de fútbol del nuevo proyecto encabezado por Gustavo Poyet no convencen en Sevilla. Encuentro táctico sin excesivas ocasiones manifiestas, dominado de principio a fin por el Villarreal .

Escribá le ganó la partid a Poyet

El choque entre "groguets" y "verdiblancos" no tuvo mucha historia. El planteamiento inicial del Submarino fue imprimir un ritmo de juego elevado para ahogar e intimidar la defensa rival. Una idea que surtió efecto, debido a que el Betis no se encontró cómodo en ningún momento y siempre fue a merced del Villarreal. Trigueros y Bruno como directores de orquesta, con las dos alas dejando espacio para las subida de los laterales y la movilidad de la dupla Sansone-Bakambu, el Villarreal puso contra las cuerdas a un Betis incapaz de contrarrestar y sostener la producción ofensiva del conjunto castellonense. Bien es cierto, que el partido en los primeros minutos fue parejo, el testarazo de Trigueros puso tierra de por medio. 

Lejos de una posible reacción en busca del empate, el Villarreal continuo buscando la portería de Adán ante un rival muy tocado anímicamente. Sanabria y Joaquín estaban aislados y la defensa menos goleada de la liga, se imponía acción tras acción para desbaratar el peligro de la zona peligrosa.

No en vano, la ventaja en el descanso era mínima y los segundos 45 minutos el devenir del choque podría encomendarse en otra dirección. Sin embargo, el trabajo defensivo y el equilibrio entre las tres líneas, aspecto que condenó al Villarreal en la Europa League, fue corregido ante unos béticos desesperados ante la solidez defensiva mostrada por el Villarreal. La pegada del tercer clasificado en liga volvió a ser letal, Roberto Soriano se guisó un golazo desde la frontal para sellar practicamente el partido. 

El técnico francés se vio superado por el planteamiento táctico de Escribá y trató de reaccionar mediante tres cambios simultáneos. Mientras tanto, los amarillos controlaban el juego a su antojo, pero sin precisión en las salidas al contragolpe. La entrada de Jonathan Dos Santos por Bakambu dotó el centro del campo de un mayor control, variando el sistema a un 4-4-1-1 que se ha convertido en el plan B de Escribá y dejando como punta en solitario al italiano Sansone.

En cómputos generales, el Villarreal consiguió una victoria merecida con las señas de identidad propias de este bloque. Intensidad, solided defensiva y pegada arriba. Por su parte, el Betis continua sin saber a que juega y acumula varios partidos dejando muchas dudas a una parroquia bética cansada de proyectos fallidos e inestables.