La expresión "jugar bien", podría considerarse un tanto ingenua, por el simple hecho de que no hay una concepción universal sobre lo que significa "jugar bien". Cada club se adapta a la plantilla y los recursos que tiene, y de esa manera encuentra el estilo que mejor se acopla a dichas circunstancias. Pero lo que sí puede identificarse (en ocasiones, con mucha facilidad), es cuando a un equipo no le sale el plan que quiere implementar su entrenador. Justo ese es el caso del Villarreal, de Fran Escribá.

Al remontarse a mediados de agosto, cuando el entrenador tomaba las riendas del club de Castellón, la propuesta de juego era muy prometedora. Un equipo con tenencia, con un mediocampo sólido, y que supiera aprovechar los costados para generar peligro. Parecía que el plantel de jugadores estaba a la medida de lo que pretendía Escribá. Con un volante central férreo, como Bruno. Un tenedor de balón con mucha categoría, como Trigueros. Y dos 'alerones' rápidos y punzantes, como Castillejo y Roberto Soriano. Eso sin contar, la amplia y variada gama de delanteros netos con la que cuenta eñ 'Submaerino' (Sansone, Pato, Bakambu, Borré y Soldado).

Sin embargo, cuatro meses después, el equipo no ha convencido. Ni hoy, ni el partido pasado, ni el antepasado, etc. El problema no es tanto que los resultados no se den, sino que pareciese que el Villarreal se resistiera, con uñas y dientes, a implementar con eficacia la idea de Escribá. Cada tres o cuatro días, el monólogo es el mismo. Un equipo que toma la iniciativa, tiene la pelota, pero no genera peligro, no profundiza, ni tiene 'chispa' de tres cuartos de campo en adelante.

Castillejo, atascado. Foto: Gema Gil, VAVEL España.
Castillejo, atascado. Foto: Gema Gil, VAVEL España.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un Villarreal atascado en Butarque

En el partido ante Leganés, a parte de verse la misma falta de generación de espacios y la misma fragilidad defensiva (que ha cobrado factura, sobre todo en Europa League), se vio lo poco que cree esta camada de jugadores en la idea de Escribá. Todo lo contrario a los 'Pepineros', quienes demostraron tener el "chip" de Garitano insertado en la mente, y lo siguieron al pie de la letra.

Este encuentro, fue un choque de estilos. La posesión esteril del Villarreal, contra la fricción y el vértigo del Leganés. Y es más que evidente cuál fue el que se impuso en el campo. Durante los noventa minutos se vio un juego fuerte y de choque, por parte de ambos equipos. Si bien, Villarreal intentó seguir el libreto inicial con el que viene trabajando, poco a poco lo fue dejando de lado y empezó a jugar, tal y como el Leganés quería que jugase. 

Ambas escuadras estaban enfocadas en destruir las jugadas del adversario. Un 'territorio' en el que Leganés es especialista. Y cualquiera que sepa, no solo de fútbol, sino de la vida en general,  es sabe que cuando enfrentas a tu oponente en una disciplina que él maneja mejor, te vencerá por experiencia. La expresión máxima de esta premisa se vio en el primer tiempo, cuando lo madrileños tuvieron varias ocasiones de gol en las que pudieron (y merecieron) irse arriba en el marcador.

La salida de ese juego aletargado que muestra el Villarreal, no se dilucida con facilidad. Esa respuesta, deberá hallarla Escribá. Lo que sí es plausible, es que hoy por hoy, el 'Submarino Amarillo' se encuentra con dos opciones ante sí. La primera es seguir apostando por la idea de tenencia de balón y amplitud por los costados, hasta que los jugadores la interioricen. Algo que podría tomar tiempo, pero cuyos frutos podrían ser espectaculares. La otra es comenzar a hacer modificaciones en esa idea estratégica y buscar otros recursos, con los cuales el juego del equipo pueda mejorar. O en su defecto, repensar la propuesta desde cero, y cambiarla por una con la que los futbolistas amarillos se sientan más identificados. El tiempo y Escribá lo decidirán.