El próximo jueves, el Submarino Amarillo viajará hasta Roma para intentar conseguir un hito que podría ser recordado durante muchísimos años. Hace menos de una semana, los de Escribá firmaban un desastroso partido de ida de los dieciseisavos de final de la Europa League, perdiendo en casa por 0-4 ante el equipo de Spalletti. Cualquiera que entienda un poco de fútbol podrá imaginarse lo que este resultado significa y la ínfima probabilidad que tiene el conjunto castellonense de dar la vuelta a la situación; no obstante, existe un dato que puede hacer llegar un halo de esperanza a la entidad grogueta.

El Villarreal nunca ha caído eliminado en Europa frente a un equipo italiano

No es la primera vez que el Villarreal se enfrenta a un equipo italiano en una fase eliminatoria de competición europea, y es que esta ecuación se ha repetido hasta en seis ocasiones, pero siempre con el mismo resultado: fiesta en Castellón y lamentos en el ‘país de la bota’. El dato, por sí mismo, ya es suficientemente llamativo, y gana significado al compararlo con lo mal que suelen rendir los conjuntos españoles ante rivales de esta procedencia.

La imbatibilidad comenzó hace 14 años, en un duelo de la ya desaparecida Intertoto Cup, en el que el Submarino igualó el 2-0 conseguido por el Torino en su feudo, gracias a un resultado idéntico en El Madrigal, y venció en la tanda de penaltis. Solo un año después, y en la misma competición, el Brescia quedó eliminado tras caer por 2-0 en Vila-Real y no ser capaz de pasar del 1-1 en la vuelta. Este resultado sirvió a los groguets para clasificarse para la Copa de la UEFA (actual Europa League), en cuyos octavos de final se logró el tercer eslabón de esta cadena de consecuciones; el propio AS Roma cayó derrotado, aun habiendo ganado 2-1 en su estadio, debido al 2-0 con el que se fue de Castellón.

Capdevila pelea un balón contra un jugador del Nápoles. Imagen: www.villarrealcf.es
Capdevila pelea un balón contra un jugador del Nápoles. Imagen: www.villarrealcf.es

El siguiente es, probablemente, uno de los hitos más recordados de la historia del club, y es que una semifinal de Champions League –en aquella época, UEFA Liga de Campeones- no se alcanza todos los días. Para llegar a ella, el Villarreal superó en 2006 a un Inter de Milán que dio la vuelta en el Giuseppe Meazza a un tempranero gol de Forlán, logrando un 2-1 que dejaba todo abierto para el segundo partido, en el que un solitario tanto del mítico Arruabarrena pondría los ojos de media Europa en el pequeño municipio de la Comunidad Valenciana.

Para terminar, en las dos últimas ocasiones en las que el Submarino ha hundido barcos italianos en aguas europeas, el rival y la eliminatoria han sido los mismos: el Nápoles en dieciseisavos de final de Europa League. En la primera, un 17 de febrero de 2011, se logró un 0-0 en San Paolo que permitió a los de Juan Carlos Garrido jugárselo todo en casa, y la mortífera pareja Nilmar-Rossi acudió a la cita para poner un 2-1 en el marcador que dio el pase a los suyos. Cinco años después, el encuentro se repetía, pero esta vez la primera manga se disputó en El Madrigal, donde un solitario y tardío gol de Denis Suárez dejaba mínimamente encarrilada la eliminatoria. En la vuelta, los napolitanos marcaron pronto y la sombra de la prórroga empezó a aparecer, pero un afortunado centro-chut de Tomás Pina sentenciaría al conjunto entrenado por Sarri.

Son solo recuerdos, pero es lo único a lo que puede agarrarse el Villarreal para luchar contra los que dicen que es imposible, dar la vuelta a un 0-4. Si la realidad es difícil, quizá pensar en las hazañas conseguidas pueda inspirar a unos jugadores que, sin ninguna duda, se dejarán todo en el campo para intentar lo impensable.

Diego Forlán en los cuartos de final de la Champions League. Imagen: www.villarrealcf.es
Diego Forlán en los cuartos de final de la Champions League. Imagen: www.villarrealcf.es