Sin duda alguna, en el partido de esta jornada intersemanal que enfrentaba a navarros y castellonenses, ambos conjuntos sufrían una gran necesidad de ganar; aunque por circunstancias radicalmente opuestas. Los locales, que llevan sin ganar desde el 17 de octubre, se sitúan muy lejos de posiciones que lo ubiquen siquiera como equipo que pueda lograr la salvación; sus 10 puntos en 25 jornadas lo confirman. Por su parte, los hombres del hoy sancionado Escribá sufrieron un duro golpe anímico el pasado domingo frente al Real Madrid, y necesitaban recuperar las sensaciones propias de un club que aspira a clasificarse para posiciones europeas.

Con esta victoria, el Villarreal se va hasta los 42 puntos, confirmando su buena tendencia fuera de casa, donde no pierde desde mitades de noviembre y acumula dos victorias seguidas lejos del estadio de La Cerámica. El Sadar sigue esperando esa ansiada victoria liguera que no se da desde la temporada 2013-14, ya que su única victoria en liga fue en el campo del Eibar (2-3).

La presión que se suele sentir al visitar el estadio pamplonica hacía prever que sería un choque disputado desde el inicio. No obstante, una internada en el área de Bakambu antes del segundo minuto acabó dando en el poste, y Roberto Soriano empujó el rechace desde el otro lado tras una extraña maniobra de Sirigu; las cosas no podían ponerse mejor para los amarillos. La reacción de los rojillos no se hizo esperar, y tan sólo un acertado Andrés Fernández evitó el empate antes del minuto 10 después de un par de interesantes jugadas de sus rivales. También Musacchio estuvo a punto de anotarse un gol en propia.

Cuando mejor se encontraba en el verde Osasuna, una internada de un activo Roberto Soriano por el flanco izquierdo acabó con un penalti claro, aunque quizá ingenuo, sobre el italiano. Fue Roberto Soldado, quien volvía a jugar en liga casi diez meses después debido a su lesión, quien ejecutó la pena máxima. El ´9´ amarillo hubo de repetir el lanzamiento pese a anotarlo, puesto que el árbitro no le había dado permiso para lanzarlo y le amonestó. Batió por bajo a Sirigu y volvió a anotar con la elástica grogueta, aunque no lo celebró como signo de respeto a la que fue su casa. Desde este gol, poco antes de la media hora, hasta el descanso, el Villarreal fue el amo y señor de la pelota, ante un adversario desmoralizado después de sufrir una desventaja que no merecía.

Con la reanudación del encuentro, continuó el acecho de los atacantes de La Plana a la meta defendida por Sirigu; durante el primer cuarto de hora, Bakambu y compañía dispusieron de magníficas ocasiones para sentenciar definitivamente el embate. Pero éstos fallaron todas las oportunidades de que dispusieron, y Sergio León fue objeto de penalti por parte de Musacchio cuando más sufrían los suyos. Roberto Torres anotó el 1-2 desde los 11 metros y Pamplona comenzó a rugir en busca de la igualada.

Durante algunos minutos, los hombres de Vasiljevic dispusieron de claras ocasiones para establecer el 2-2 en el luminoso, pero una acertada defensa y la mala puntería les impidió mover el marcador. La polémica llegó sobre el minuto 75, cuando el colegiado anuló un gol de Bakambu, aparentemente en posición legal, y obvió un posible penalti sobre León en el contraataque osasunista. Sin embargo, Borré resarciría a Bakambu poco después anotando el 1-3 que ponía tierra de por medio cuando faltaba poco para la conclusión. Ya rondando el minuto 80, una falta ejecutada por Musacchio desde su propio área no fue repelida por la zaga navarra, y Borré se aprovechó de ello para establecer el 1-4 definitivo. Osasuna bajó definitivamente los brazos y Villarreal bajó el ritmo del acelerador, consciente de que ya era poseedor de una balsámica victoria.