En la tarde de ayer, el Real Club Celta de Vigo y el Villarreal CF se veían las caras, en busca de los tres puntos. Gallegos y castellonenses se jugaban tres puntos que podían ser vitales en la lucha europea y que podían ultimar las opciones de jugar en la Europa League de los norteños y por otro lado, podían asentar aún más a los "groguets".

Toca centrarse en nuestro protagonista para hacer un breve repaso de su trayectoria:

El valenciano comenzó su carrera como profesional en el Real Madrid, concretamente en el Castilla. Allí destacó por su olfato goleador y eso le hizo debutar con el primer equipo. Al igual que otros muchos canteranos blancos, no pudo gozar de los minutos deseados y tuvo que salir en calidad de cedido.

Osasuna fue el club que lo acogió y puede que ese fuera el verdadero salto del nueve. Sus buenos números avalaban la facilidad que el portador del dorsal número nueve, tenía para anotar goles.

Tras volver a la casa blanca, salió de nuevo, pero esta vez traspasado. No tuvo que irse muy lejos, puesto que el Getafe le abrió las puertas para que fuera el referente ofensivo del equipo. Y eso es lo que hizo, ser un goleador nato. Junto a Pedro León (otra de las estrellas de aquel Getafe), salvó al cuadro azulón del descenso, gracias a sus dieciséis goles en veintiséis partidos de Liga.

Sus buenas actuaciones en la capital madrileña despertaron el interés del Valencia CF. En su tierra fue donde explotó y despegó como delantero. Sus números se asemejan a los del "guaje", David Villa, una auténtica leyenda en la capital del Turia.

Tras estar toda su vida en España, decidió cambiar de aires para vivir una nueva experiencia en la Premier League, al norte de Londres, en el Tottenham Hotspurs. Esta vez no pudo ser, y es que el fichaje del "9" se convirtió en uno de los mayores fiascos de aquel mercado estival.

Al no triunfar en Inglaterra, volvió a su tierra para resurgir de sus cenizas y resalcirse como goleador, precisamente a su club actual, al Villarreal

Ante el Celta deshizo las tablas en el marcador, abriendo así la lata y dando los tres puntos al submarino amarillo. El tanto del ariete surgió de un balón parado, que su compañero, Mateo Musacchio prolongó para que el goleador rematase, con un testarazo poco ortodoxo. Claro está que, esta es la mejor noticia para cualquier aficionado amarillo y como no, para el propio jugador