El fútbol base no tiene la repercusión que, muchas veces, se merece, y este es un ejemplo perfecto de ello. El Juvenil A del Villarreal se alzó, el pasado fin de semana, con su tercer título de Liga consecutivo. El técnico del equipo, Javi Calleja, ha estado presente como ideólogo en las tres temporadas, por lo que se convierte en uno de los entrenadores más importantes de cara al futuro. El Submarino Amarillo reina con monopólica tiranía en el Grupo VII de División de Honor Juvenil, en el que compite con todos los clubes de la zona del levante peninsular.

Para que la hazaña pudiese materializarse, los de Calleja no dependían únicamente de sí mismos, y es que, además de conseguir la victoria en el campo del Levante, el Valencia no podía ganar en su duelo frente al Roda. Y así fue. Un empate de los ché abría el camino, pero todavía faltaba lo más difícil.

Tras una primera parte sin goles y con igualdad de ocasiones, un remate de Mou en el minuto 51 ponía el 0-1 en el marcador y la sonrisa en la cara de todos los aficionados del Villarreal allí presentes. Sin embargo, el Levante quería aguar la fiesta y, por medio de un doblete de Cristian, daba la vuelta al resultado, colocándose por encima. Pero la ilusión es uno de los combustibles más potentes que hay, así que los groguets se pusieron a trabajar a toda máquina para perpetrar la ansiada remontada. El asedio era tremendo, pero el balón no quería entrar y hasta el poste rechazaba los disparos visitantes. En el minuto 70, Iván Martín hacía soñar al equipo para que, solo cuatro minutos después, Cuixart, en propia meta, se convirtiese en el héroe inesperado de la tarde.

Ya con el 2-3 el tiempo empezó a correr a favor de los amarillos, que veían pasar los segundos como una cuenta atrás hacia la locura. El sonido del silbato nunca fue tan agradable cómo entonces, y la celebración dio comienzo.

Por delante, la Copa del Rey y la Copa de Campeones; pero, pase lo que pase, el Juvenil A del Villarreal y Javi Calleja ya han dejado su sello en la historia del club.