El 4-4-2 del Villarreal es uno de los sistemas estilísticos más reconocibles de la Liga Santander, y es que Marcelino lo impuso y Fran Escribá ha querido darle continuidad, aunque añadiendo algunos toques personales. Gracias a este dibujo, el Submarino Amarillo ha adquirido una altísima capacidad de competir contra cualquier rival; incluso podría decirse que le permite ser uno de los conjuntos que más hacen sufrir a los equipos de la parte más alta de la tabla.

Las características que mejor identifican el esquema groguet son, resumiendo mucho (quizá demasiado): un sobresaliente trabajo defensivo de los once jugadores, que hace del Villarreal una masa tremendamente sólida sin balón y, por otro lado, le dota de una gran capacidad para mover con rapidez el balón, atacando en combinación los huecos que el rival deja al intentar, en vano, recuperar la posesión. Pero decir que el 4-4-2 amarillo es solo esto se queda muy cerca de ser una blasfemia futbolística, ya que, aunque son sus rasgos esenciales, existe una gran cantidad de matices que varían según el rival y las necesidades del equipo.

El 4-2-3-1 se ha visto en el 25% de los partidos de Liga del Villarreal

Sin embargo, la cuestión no es desgranar el funcionamiento de ese sistema que tan bien conoce toda la afición del club castellonense. Estas líneas surgen originadas por la aparición, de la mano de Fran Escribá y su cuerpo técnico, de un competidor táctico: el 4-2-3-1. Si bien es cierto que ya se pudo ver en alguna ocasión durante la era Marcelino, fueron casos muy aislados; en cambio, en esta temporada, el actual técnico lo ha utilizado como un recurso, aunque sigue siendo muy marginal con respecto al 4-4-2.

De las 28 jornadas de Liga disputadas, solo en siete se ha podido ver la nueva variante estilística. Es decir, en el 25% de los partidos, el Villarreal ha jugado con un 4-2-3-1. Los resultados son bastante pobres, y es que la única victoria conseguida fue en casa ante el penúltimo clasificado, el Granada. Aparte de esos tres puntos, quedan tres derrotas y tres empates en el haber de la nueva formación. Si lo comparamos con las doce victorias, seis empates y tres derrotas del 4-4-2, parece claro que el Villarreal aún no está del todo cómodo fuera de su 'sistema de confort'.

Yendo más allá, se pueden buscar otros datos más concretos que detallen cómo y por qué el equipo no consigue sacar partido del 4-2-3-1. En lo propiamente formal, este dibujo permite, a priori, muchas mejoras para un estilo como el del Submarino; el doble pivote puede El 4-2-3-1 no mejora al 4-4-2 ni en posesión, ni en ocasiones ni en goleshacer más compacto al conjunto en fase defensiva, además de permitir más opciones en la salida de balón; los jugadores de banda pueden continuar con la movilidad de la que gozan en el 4-4-2 y que da un plus de peligrosidad ofensiva a los groguets; por último, el hecho de tener un enganche y un delantero genera dos alturas en el último tramo de campo, algo que, para un equipo con la calidad asociativa del Villarreal, puede ser altamente aprovechable. No obstante, estos beneficios teóricos no han llegado a consumarse.

La cifra media de posesión de balón con el 4-2-3-1 es de un 46.43%, mientras que, paradójicamente, la del 4-4-2 –aun teniendo un centrocampista menos- asciende al 48.58%. Este dato, sin contextualizar, pierde mucho valor, y es que hay equipos que prefieren ceder el balón al rival para crear peligro al contragolpe. Pero no es el caso. Más tiros a puerta por partido (4.57 - 3.71) permitidos y menos disparos a la meta opuesta (3 – 3.33) conseguidos, dejan claro que el 4-2-3-1 no facilita el dominio de la pelota y tampoco ocasiona llegadas que puedan transformarse en goles. Para terminar de sentenciar la superioridad del 4-4-2, el dato supremo en el fútbol: las dianas; 0.86 (4-2-3-1) – 0.67 (4-4-2) por partido en contra y 0.71 (4-2-3-1) – 1.62 (4-4-2), también de media por encuentro, a favor.

Más posesión, menos ocasiones permitidas, más creación de peligro, menos goles encajados y más goles anotados. Con estos números en la mano, nadie podría defender el recurso del 4-2-3-1. Pero en el fútbol a veces mandan las sensaciones, y parece que Escribá tiene la sensación de que esta novedad podría aportar cosas positivas al equipo. Si se pone la vista solo en los últimos diez partidos, aquel 25% se convierte en un 40%, y la presencia del nuevo dibujo se empieza a ver como algo más común. El espectacular partidazo frente al Real Madrid -perdido inmerecidamente- y la tremenda solidez mostrada ante el Sevilla hacen pensar que el míster no pierde la esperanza en implantar un nuevo estilo que aumente la versatilidad del Villarreal.