San Pascual Baylón y sus tres golpes anunciadores de desgracias
Retratode san Pascual Baylón conservado en Torrehermosa.Fuente: Wikipedia Public Domain.

Hijo de labradores, Pascual recibió ese nombre por haber venido al mundo el día de Pentecostés de 1540, en Torrehermosa (Zaragoza). Se cuenta de él que era un autodidacta de la época, cosa a la que ayudó bastante la Biblia, su libro de cabecera desde que se mudó a la localidad de Alconchel de Ariza siendo aun un niño. Esas lecturas, piadosas sin duda, le llevaron a ingresar en la orden franciscana siendo aun un muchacho. Se habla de edades comprendidas entre los dieciocho y los veinticuatro años, dependiendo de la fuente que se consulte. El caso es que Pascual era un experto en la “ciencia infusa”, lo que quiere decir que contaba con amplios conocimientos teológicos que no aprendió estudiando, sino por inspiración.

La llamada de la fe no se dio por casualidad, sino que se dice que se debió a una aparición milagrosa que al parecer vivió. Ocurrió en la pedanía de Orito, en Monforte del Cid, donde se encuentra la ermita de la Aparición. Durante una eucaristía, Pascual Baylón tuvo una visión centrada en Jesús, un acontecimiento que marcaría su vida y su memoria para siempre, ya que fue el motivo que impulsó a la Iglesia a nombrarle patrón de los congresos eucarísticos, de manos del papa León XIII en 1897.

Su andadura vital le llevó a recorrer varios conventos de la comunidad valenciana. Villena, Elche, Orito, Xátiva, Valencia y Villarreal, donde finalmente se asentó y donde murió el 17 de mayo de 1592, fecha igualmente limítrofe a Pentecostés. Fue beatificado por Paulo V en 1618 y finalmente canonizado por Alejandro VII el 16 de octubre de 1690.

El padre Ximénez, uno de sus compañeros frailes, que le conoció personalmente, hizo una descripción sobre Pascual que sirvió para hacer un retrato que se conserva en la parroquia de Torrehermosa. Pero no es todo esto lo que realmente hace llamativo el nombre de este santo. Al menos, a ojos de los buscadores de historias curiosas. Y es que, como muchas otras personas pías, san Pascual Baylón tiene una leyenda en torno a sí. En este caso particular, una que le convierte en una especie de agorero espectral.

 

Los tres golpes

Sepulcro de San Pascual en Villarreal. Fuente: Creative Commons
Sepulcro de San Pascual en Villarreal. Fuente: Creative Commons

 

Para conocer esta historia tan curiosa hay que viajar hasta Villarreal (Castellón). Allí, en la casa donde habitó san Pascual se ha levantado un monasterio donde se guarda su sepulcro y donde se veía su cuerpo incorrupto hasta la Guerra Civil, que hizo estragos allí, como en tantos otros lugares de fe. Los devotos a este hombre tienen una cierta ventaja ante la llegada de la muerte. Y es que rezar con fuerza al franciscano bien vale un anuncio por parte del mismo, aunque sea fatal. El mismo se produciría durante los tres días previos a la muerte de la persona beneficiaria del favor del santo. ¿Pero qué clase de premio la anunciación de la propia muerte? Se debe tener en cuenta que un fallecimiento prematuro y sin previo aviso puede hacer que los que se van dejen muchas cosas pendientes, asuntos sin cerrar. Cosa que se puede evitar si un santo piadoso nos avisa con el margen suficiente para atar cabos.

¿Cómo se produce el fenómeno? El primer día (es decir, tres antes de morir) se oiría un atronador golpe allá donde se encontrara el próximo fallecido. En la siguiente jornada serían dos y, por último, tres durante el último día de vida del “beneficiario”. Al parecer, el primer testigo de las labores post mórtem de san Pascual fue su sobrino, fray Diego Baylón, allá por 1609.

 

“Por los años de 1609 habitaba en el convento de Villareal un sobrino de nuestro Santo, llamado Fr. Diego Bailón. El joven religioso, de una gran inocencia de costumbres y de gran virtud, estaba encargado del oficio de limosnero. Al volver de sus excursiones, solía este religioso pedir la bendición del Padre guardián, e iba a orar ante el sepulcro de su tío. Una vez allí le daba cuenta de los incidentes de su viaje, le recomendaba a los bienhechores y le exponía sus sufrimientos. No terminaba la relación de sus aflicciones cuando sentía en la caja sepulcral un cierto ruido, como si el Santo acabara de moverse en su féretro. Otras veces llegaban a sus oídos suaves golpes, y entonces sentía en su corazón un gran consuelo. los superiores, al conocer estos sucesos, comprobaron por sí mismos la veracidad de lo referido”.

 

Cuenta la leyenda que insignes personajes como Pedro de Aragón, arzobispo de Palermo, o el virrey de Sicilia fueron testigos de tamaño prodigio. Al igual que cierto carmelita descalzo llamado Diego Candel, que dudaba sobre la labor de san Pascual hasta que rezó en la iglesia de Villarreal para que el santo despejara sus dudas. Primero oyó resonar tres golpes, cosa que ano ahuyentó a Candel, por lo que siguieron otros tres porrazos. Una última tanda acabó para siempre con las dudas del pobre Diego.

El asunto no solo tiene que ver con el próximo deceso de alguien, sino que se extiende a hechos funestos, previo aviso desde el sarcófago. Así, se asegura que se oyeron los tres famosos golpes en 1912, cuando se produjo el incendio del cine Luz de Vila-real, en el que murieron sesenta y nueve personas. Igualmente ocurrió en 1936, año en que comenzó la Guerra Civil y en el que el sepulcro fue hecho añicos. Al parecer, el último aviso se produjo en 1994, y su consecuencia fue la muerte del cardenal Enrique Tarrancón, hijo de esa localidad.

Cómo pudo san Pascual hacer el prodigio si sus restos desaparecieron durante la Guerra Civil es un total misterio, pues se asegura que varios vecinos escondieron partes de sus cenizas. A pesar de todo, hay algunas reliquias que se han salvado. Y bien se sabe – o se debería saber – que las reliquias pueden tener los mismos dones que su portador su estuvieron junto a él en vida. Son las reliquias de segundo grado, aquellas partes de su ropa u objetos que usara en su vida diaria. En el caso de san Pascual Baylón, se conservan un cordón, un pañuelo, un rosario, la madera del camastro donde murió, un fragmento de hábito de espolín de oro que cubría su cadáver incorrupto y un bastón.

Muchos pequeños milagros más se atribuyen al santo, y solo hay que acudir a su santuario de Villarreal para tener noticias de ello. De paso, pueden admirarse allí tanto la campana de volteo más grande de España – con más de 3360 kilos – como el mejor carrillón de cuantos se reparten por todo el territorio nacional, con setenta y dos campanas. Una gran excusa para disfrutar del patrimonio patrio, siempre y cuando se tenga cuidado rezando, no vaya a ser que san Pascual quiera avisar a algún incauto visitante de su próximo fallecimiento.

 

Fuentes:

https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-es-la-fiesta-de-san-pascual-bailon-el-santo-enamorado-de-la-eucaristia-74597

- Callejo Cabo, Jesús. La España fabulosa, Booket, 2016.

- Sierra, Javier y Callejo, Jesús. La España extraña, Booket, 2014.

- Zabala, Fernanda. Leyendas y tradiciones valencianas, Carena Editors, 2014.

 

 

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