Cuando un fotograma cambia una guerra
Howard Hawks durante un rodaje. Fuente: promfih.com

"No se puede disimular los graves peligros que resultan de esta contaminación de todos los medios de expresión por una propaganda oculta o declarada. Hay grupos de pueblos que tienden así a aislarse en mentalidades heterogéneas, a suprimir todo punto común, toda comprensión y aún todo conocimiento de la mentalidad adversa. Actuando así, las propagandas crean el clima psíquico propicio para el estallido de una guerra".

Tania Gallardo 'La propaganda política'

En 1941 el gobierno de Estados Unidos tuvo como su mejor aliado la tinta que escurría por los miles de carteles que empapelaban el país, los elaborados discursos de dirigentes y personajes públicos que apoyaban una intervención militar en Europa y un compañero mucho menos evidente pero que, fotograma a fotograma, impregnaba en las cabezas estadounidenses la entrada en la guerra. Hollywood contribuyó de gran manera a crear una opinión probelicista, pero tal y como expresa Tania Gallardo, esto no es único al momento anterior a la guerra, sino que existía un tipo de propaganda conocida como los digest o "prensa del corazón" en la que no se exponía un tipo de doctrina, como ocurría en la Unión Soviética, pero sí un estilo de vida generalizado que a efectos prácticos tenía resultados similares.

Dentro del cine bélico hay que destacar a algunos autores como Frank Capra, William Wyler o Jhon Ford que se incorporaron a las fuerzas armadas con la misión de realizar documentales militares. Otros, como fue el caso de Howard Hawks, permanecieron en la retaguardia para contribuir a la guerra a su manera, y ésta fue la propaganda probelicista.

Sargento York, el orgullo nacional

Pese a que el propio Hawks desmintió que en algún momento sus creaciones tuviesen algo de propaganda afirmando que: “nunca he hecho una película pro o anti algo”, es posible distinguir tres etapas durante la contienda que marcan claramente el clima estadounidense a través del cine.

En primer lugar, Sargento York, estrenada en 1941 antes del ataque a Pearl Harbor y momento en el cual la opinión de la gente tenía un peso tremendamente importante para la intervención o no. La idea que proyecta la película está estrechamente relacionada con el deber de Estados Unidos de entrar en la Segunda Guerra Mundial porque a pesar de los miles de kilómetros que los separan, el país tiene un deber que cumplir tal y como ocurrió en la Segunda Guerra Mundial. Son las productoras Warner Bros y First National recurren a la historia de Alvin York, un héroe nacional durante la Gran Guerra, donde se ensalzan los valores de la patria y el deber estadounidense de participar en una contienda mundial.

La película no tuvo una acogida similar entre el público pese a contar con el apoyo explícito del gobierno, algunos políticos vieron una manipulación de las conciencias en el largometraje. Así en 1941 el senador Nye se dirigió por radio a la población para alertar del peligro que suponía el mensaje de la misma. Curiosa fue también la crítica que brindó el New York Times que sugería la propaganda deliberada. “En estos tiempos que corren cuando muchísima gente piensa seria y profundamente sobre la posible involucración de nuestro país en otra guerra mundial mortal, Warner Bros y una ingente multiplicidad de productoras y escritores colaboradores han reflexionado propiciamente…”.

Entre las técnicas que destacan de este largometraje, uno de los más importantes para explicar el fenómeno que se dio en estos años, es la técnica trasnfer. Denominada así por el Instituto Nacional de Propaganda en tanto que esta técnica utiliza el respeto que un pueblo muestra por algo para identificarlo con una persona. Los elementos de los que se vale Hawks son la bandera estadounidense, el himno o un libro de historia de Estados Unidos, algo que ya veíamos en los carteles. Por otro lado en la película se puede observar la propaganda testimonial en el que el Sargento York va aprobando sus actitudes a través de los elementos vistos.

Cine para las trincheras

En la segunda etapa la película destacada es Air Force que, acorde con la propaganda discursiva y la de carteles, se adapta a la realidad estadounidense para conformar un mensaje eficaz. En 1943 se cumplen dos años de una guerra que no parece tener fin, es por ello que Howard Hawks imprime un mensaje de aliento para la continuación de la contienda. Para ello recurre al recuerdo del ataque japonés sobre la base estadounidense del Pacífico que fue vivido como una traición para los japoneses. El tercer film que completa la etapa belicista corresponde a Tener o no tener, de 1944 que, pese a carecer de un marcado objetivo belicista, incluye elementos patrióticos así como una serie de caricaturas ridículas sobre los alemanes y la caracterización heróica de la resistencia francesa de la Francia de Vichy en La Martinica.

En todas las películas probelicistas de la época encontramos un mínimo común en el que el enemigo es presentado como despiadado frente a los valores humanos que presentan los soldados estadounidenses. Escenas tan sencillas como las que un soldado alemán o japonés decía rendirse y arrojaba una bomba matando a soldados norteamericanos mostraba la rmaldad del enemigo, al que se debía atacar y reducir.

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