Herencia y el carnaval de ánimas que evitó la prohibición
Máscaras callejeras del carnaval de Herencia. Mediados del siglo XX

La historia del Carnaval es la historia de una fiesta cuya máxima expresión es el pueblo en su lucha por la libertad, donde lo que prima es la espontaneidad y donde nada obedece a unas reglas predeterminadas. Es el mundo al revés, y por ello el profesor e investigado del carnaval gaditano, Alberto Ramos Santana, al definir la historia del Carnaval nos dice que es «la historia de los intentos de suprimir primero, y controlar, en última instancia, una fiesta cuya esencia es la libertad».

La última gran prohibición de carácter general tuvo lugar en España tras finalizar la Guerra Civil. Una de las principales preocupaciones del nuevo régimen fue la anulación de cualquier manifestación o expresión de protesta acompañada de la supresión del derecho a organizar reuniones, salvo permiso expreso del gobierno. En este contexto, la fiesta por excelencia de la libertad de expresión no podía ser bien vista. El 13 de enero de 1940, el Ministerio de Gobernación publicaba en el Boletín Oficial del Estado la supresión absoluta y total de las fiestas de carnestolendas.

La prolongación en el tiempo del régimen de Franco supuso, a su vez, la prohibición constante del Carnaval durante casi 40 años. Una herida en muchos casos incurable, pues como indica una vez más el profesor Ramos Santana, las peculiaridades de muchas de estas celebraciones, sus señas de identidad y sus costumbres se perdieron en el olvido del tiempo al existir más de una generación que no fue partícipe de las mismas.

Tras la guerra, en Herencia (Ciudad Real), al igual que el resto de la geografía española, se atravesaban unas circunstancias muy críticas con una muy deteriorada situación económica a causa de la fratricida contienda soportada durante tres años. La desorganización social, de una población asolada por el hambre y la enfermedad, era total. Todo ello no invitaba a la celebración de un prolongado periodo de fiesta generalizado donde solo reinara el jolgorio sin ninguna otra preocupación. Sin embargo, y según los testimonios de todas las personas mayores de la localidad, no hubo un solo año en el que, de forma más o menos vistosa, con una mayor o menor participación, se dejara de celebrar las fiestas de carnestolendas en la localidad.

Estudiantina
Estudiantina "Los Piratas" del Carnaval de Herencia. Años 60 del siglo XX

Aunque la denominación de carnaval estaba prohibida, el carnaval se mantenía en el sentir y en las formas de expresión de los herencianos y Don Carnal siguió paseando libremente por las calles de Herencia. Su celebración se mantuvo en Herencia gracias a su arraigo histórico y a su unión con la fiesta religiosa de Ánimas fusionadas para conformar un todo único y singular. Fiesta religiosa y fiesta pagana son un mismo ser en el carnaval de Herencia, lo uno sin lo otro no tendría sentido, y esa es la única razón de que el carnaval perdurara en esta localidad.

A pesar de las prohibiciones tajantes sobre la celebración de la fiesta del carnaval, la gente de Herencia seguía echándose a la calle, celebrándolo y festejándolo de forma pública, sin tapujos, reservas, ni disimulo. Ejemplo de todo este ambiente distendido, de jolgorio y alegría era la celebración de varios bailes en diferentes salones de la localidad durante los días de la Fiesta de Ánimas, pero quizás la muestra más significativa era la existencia de máscaras callejeras que a la voz en falsete de «torpe, torpe, ¿a qué no me conoces?» iban dando la «murga» o la «lata» a todo aquel con el que se encontraban, gastándoles bromas y haciendo reír, a la vez que ponían su particular nota de color con sus estrafalarios atuendos compuestos de mantas de colores. Junto a todo esto, las murgas, rondallas y estudiantinas, ponían la nota musical cantando por las calles y vendiendo sus canciones que previamente habían ensayado.

Tras todas las afirmaciones anteriormente señaladas no hay que caer en el error de que los Gobernadores Civiles permitieran la celebración del carnaval, todo lo contrario, año tras año, ante la proximidad de dicha celebración llegaba una circular o telegrama al ayuntamiento en la que se recordaban las prohibiciones vigentes, y año tras año eran contestados por las autoridades municipales de forma más o menos respetuosa la firme intención de celebrarlas.

Especialmente crítico fue el año 1959, cuando el entonces alcalde de la localidad Antonio Rodríguez de Tembleque Gómez-Lobo, tuvo que hacer frente a las protestas que numerosos alcaldes de los pueblos de la comarca levantaron ante las jerarquías superiores, debido a la permisividad respecto a la celebración del carnaval en Herencia. Por este motivo el 16 de febrero de 1959, el alcalde, acompañado por el secretario municipal, Esteban Pacheco Serrano, se personaba ante el Gobernador Civil de Ciudad Real para hablar sobre el tema, quedando recogida dicha reunión en las actas de pleno municipales de la siguiente manera: «Informe viaje a Ciudad Real.- Seguidamente da cuenta el Sr. Alcalde de que ante la proximidad de las Fiestas de Carnaval marchó a Ciudad Real acompañado del secretario el día 16 del actual para hablar con el Excmo. Gobernador Civil […] Tuvo el Sr. Alcalde un amplio cambio de impresiones con el Sr. Gobernador sobre las Fiestas de Carnaval y aunque continúan prohibidas sacó la impresión de que las Fiestas de Ánimas de este pueblo por su carácter eminentemente religioso podrán celebrarse».

Gran interés tiene la forma en la que está recogida esta información en las actas municipales, hecho de gran importancia al tratarse de un documento oficial, pues no deja lugar a dudas que las intenciones del alcalde son las de realizar las gestiones pertinentes para conseguir la autorización por parte del Gobernador Civil para celebrar unas fiestas, las de «Carnaval», que tradicionalmente venía celebrándose en Herencia de forma ininterrumpida a pesar de estar suprimidas en toda España. Es por ello, que no deja de contrastar cómo, tras el amplio cambio de impresiones, se autoriza a la celebración de la misma, bajo una denominación, la de «Fiestas de Ánimas», que ocultaba su identidad y le imprimía un «carácter eminentemente religioso», aspecto de gran trascendencia e importancia, sin el cual no se podría entender la celebración del carnaval en esta población manchega.

En Herencia aparecen referencias al culto de ánimas desde principios del siglo XVI, pero será en el siglo XVIII, concretamente el 16 de febrero de 1766, cuando 12 eclesiásticos y 12 capitulares se reúnan en la sacristía parroquial para fundar una Cofradía de Ánimas con la cual «aumentar más y más la piadosa devoción que en este pueblo resplandece con las Benditas Ánimas del Purgatorio», tal y como se recoge en las ordenanzas de dicha cofradía conservadas en el Archivo Histórico Nacional.

Acta fundacional de la capellanía de ánimas de Herencia
Acta fundacional de la capellanía de ánimas de Herencia. Siglo XVIII

En dichas ordenanzas se hacen numerosas referencias a las fiestas de carnestolendas (carnaval), destacando la de seguir durante esos días con la práctica y costumbre «de hacer las dos funciones que se celebran todos los años por las Ánimas Benditas el Domingo y Martes de Carnestolendas», con el acompañamiento de la totalidad de los sacerdotes de la localidad, tanto seculares, como regulares.

Desde siglos atrás la celebración del carnaval en Herencia ha estado unida al culto a las ánimas. Ligado al humor, la burla, los disparates y la alteración del orden público propios del Carnaval, en Herencia hay otro denominador común que identifica y define estos días…, la fe, y más concretamente la devoción a las ánimas benditas del purgatorio que otorgarán a esta celebración un trasfondo eminentemente religioso. Con el paso de los siglos, múltiples aspectos de la fiesta religiosa y de la fiesta pagana se irán mezclando y fusionando hasta convertirse en un mismo ser. La salida del estandarte de Ánimas durante el desfile más importante del Carnaval, la celebración del Ofertorio y de las misas de ánimas e, incluso, las principales figuras del carnaval herenciano como son las jinetas y Perlé, considerado este último como el alter ego de don Carnal, tienen un trasfondo religioso tan arraigado en Herencia que ha llegado a formar parte de la propia fiesta lúdica y civil logrando así eludir cualquier tipo de prohibición y festejándose de manera ininterrumpida a lo largo de los siglos.

Entrada del estandarte de ánimas a la tribuna de autoridades en el Ofertorio del Carnaval de Herencia de 1954
Entrada del estandarte de ánimas a la tribuna de autoridades en el Ofertorio del Carnaval de Herencia de 1954
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