La carrera de Maratón: ¿realidad, leyenda o mentira histórica?
La historia de Maratón / fuente: Wikicommons

Nos encontramos al nordeste de la capital griega, en la ciudad de Maratón, donde, en el año 490 a. C., la República de Atenas luchó al mando de Milcíades contra las tropas de los persas, quienes llevaban intentando someter a aquellas ciudades-estado griegas durante todo el siglo V a.C. Se dice que a los cerca de diez mil soldados atenienses se les unieron alrededor de un millar de aliados platenses, y que a su vez  ningún hoplita espartano acudió a  aquella batalla, pero no porque no quisieran, sino porque llegaron tarde…, aunque la explicación de su demora es tan asombrosa como surrealista: los aliados espartanos llegaron demasiado tarde porque aquel día la luna era llena y, según sus tradiciones, aquellos duros y fornidos soldados de tan magnífico ejército no podían entrar en combate. Los griegos vencieron pese a la enorme superioridad de los persas, lo cual fortaleció la confianza de éstos y les animó a seguir luchando contra su poderoso archienemigo.

Batalla de Maratón / fuente: Historia general

Desde la nueva fundación de Grecia en 1830, tras el conflicto armado ocurrido entre 1821 y 1832 contra el dominio del Imperio Otomano,  por el cual Francia, Gran Bretaña y Rusia firmaron el Protocolo de Londres, donde se proclamaba la independencia griega, aquella victoria contra los persas comenzó a ser reconocida como mito nacional del nuevo estado. Llegó incluso a levantarse en la ciudad de Maratón un túmulo en honor de los 192 hoplitas griegos caídos durante aquella batalla decisiva para conseguir la libertad de toda la Hélade.

Túmulo de Maratón / fuente: Maratón de Atenas

La leyenda nos cuenta que, en el momento en que la victoria de los atenienses estuvo asegurada, fue enviado un tal Fidípides (aunque en otra versión de la misma se hace llamar Tersipo), cargado con la armadura, la lanza propia de aquellos soldados, y en sandalias, para hacer saber a toda la población la buena nueva, por lo que tuvo que recorrer los 42 kilómetros que separaban a Maratón de la capital ateniense. El historiador Plutarco (46 d.C – 120 d.C) nos cuenta que, tras llegar aquel soldado a Atenas, gritó: «¡Alegraos, hemos vencido!» para, acto seguido, caer muerto de agotamiento.

A partir de esta leyenda se originó la famosa disciplina olímpica del maratón, que se corre desde los primeros juegos celebrados en la era moderna, que tuvieron lugar en Atenas en 1896: se trata de una carrera de fondo de cuarenta kilómetros, más o menos la distancia entre Maratón y el centro de Atenas, pues la longitud actual de 42,195 kilómetros se estableció en 1924. Desde entonces, los atletas corren la extensión correspondiente a la distancia entre el castillo de Windsor y el estadio de White City, y se remonta a los Juegos de Londres de 1908.

Maratón de Boston / fuente: teinteresa

En aquel primer maratón de 1896 ganó la prueba un pastor griego llamado Spiridon Louis, tardando para ello en casi tres horas, lo que supuso toda una sorpresa, pues aquel pastor era considerado por los suyos como un marginado al que no tomaban en serio, por lo cual corrió en el equipo de los Estados Unidos. Que decir que aquella victoria lo convirtió en héroe nacional, y poco importó entonces, o fue olvidado, el hecho que ganara con el equipo norteamericano. En la actualidad, Spiridon Louis sigue siendo un icono. Tanto es así que el nuevo estadio olímpico de Atenas, que se construyó en el año 2004, fue bautizado con su nombre.

Estadio Olímpico de Atenas Spiridon Louis / fuente: templos del futbol 

Sea como fuere, aquel pastor no solo fue el vencedor del primer maratón olímpico moderno, sino del primer maratón como tal. Y esto es así porque la leyenda de aquel soldado griego que fue a avisar a la ciudad de Atenas sobre la victoria al todopoderoso ejército persa no tiene ningún fundamento histórico… Y esto es algo en lo que están de acuerdo la mayor parte de historiadores. ¿Cómo podemos saber que aquello jamás ocurrió? Pues tenemos dos grandes detalles que nos hacen creer que aquella historia es muy improbable que sucediera. Por un lado, tenemos al principal cronista de aquella batalla, que no es otro que el famoso historiador griego Heródoto (482 a.C. – 425 a.C.), que  jamás hizo mención de dicho corredor, algo que ya de por si lo hace bastante sospechoso. Es del todo improbable que el historiador griego, que nos relata y glorifica aquella hazaña griega frente a la superioridad persa, no hiciese referencia de aquel valiente soldado que sacrificó su vida para poder llevar la noticia a sus compatriotas. Dudoso es, ¿verdad? Por otra parte, tenemos un detalle nada baladí, y es que no había ninguna necesidad de mandar a nadie tantos kilómetros para avisar de aquello. Por aquel entonces, lo griegos ya llevaban utilizando bastante tiempo un sistema de transmisión de noticias vía señales, con lo que podrían haber informado de aquella victoria mucho más deprisa y sin tener que mandar a nadie a recorrer aquella distancia.

Serían escritores posteriores los que incorporarían al corredor Maratón en sus descripciones de la batalla, y lo harían precisamente por algo que sí escribió Heródoto, que fue la hazaña de un tal Fidípides, el cual recorrió cerca de doscientos kilómetros para avisar a los espartanos del desembarco persa en Maratón… Pero, como ocurre siempre, la leyenda se hizo tan popular que, aunque no tenga ningún viso de ser cierta, acabo siendo aceptada por todos.

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