Es mediodía en el Hurlingham Club, el laboratorio de trabajo donde los doce jugadores de la ‘Armada’ preparan su asalto a la gloria. A escasas manzanas de las instalaciones de Wimbledon, la sede que acogerá desde este sábado 28 de julio el torneo olímpico de tenis, Alex Corretja y Arantxa Sánchez Vicario, los capitanes nacionales, examinan con ojo clínico los progresos de sus pupilos sobre el manto verde. Por tercer día consecutivo reina el sol y el calor en Londres. Y también el optimismo. “Vamos chicos, piernas y ritmo. Vamos a disfrutar”, grita Corretja. Lo hace mientras mima a los tenistas. Con la ausencia de Rafael Nadal, martirizado nuevamente por sus rodillas de cristal, las opciones de medalla pasan por el buen momento de David Ferrer y en dobles con las parejas compuestas por Marc López junto a Marcel Granollers y María José Martínez con Nuria Llagostera. Todas ellas bazas barajadas en las sombras.

Desde Seúl 1988, los dobles siempre han sumado medallasY es que nuevamente es la modalidad a dúo la que más ilusiones despierta. Es un valor seguro desde 1988 en Seúl (año del reingreso del tenis al programa olímpico), pues en cada edición siempre ha contribuido en el medallero español. Entonces firmaron la plata Sergio Casal y Emilio Sánchez Vicario. Después llegarían las preseas de su hermana Arantxa y Conchita Martínez (plata en Barcelona 1992 y bronce en Atlanta 1996), el bronce de Corretja y Albert Costa en Sydney 2000, una nueva plata de Conchita Martínez junto Virginia Ruano en Atenas 2004 y otra plata de Ruano con Anabel Medina en Pekín hace cuatro años. Por eso, en la capital inglesa se confía en mantener esta inercia positiva. Las principales opciones pasan María José Martínez y Nuria Llagostera, las cuales cuentan con experiencia en el circuito WTA (campeonas sobre las hierba de Eastbourne hace unas semanas), así como el tándem valenciano compuesto por Medina y Arantxa Parra. Ambas, sin presión, son aspirantes a todo.
 
Por su parte, en el cuadro masculino, la baja de Nadal facilita la incorporación de Marc López y su asociación con Granollers. Llegan a la ‘City’ con el título de Gstaad bajo el brazo y con resultados notorios en su primer año juntos. Son la sexta mejor pareja del mundo, la tercera nacional por ránking, y ya saben lo que es representar a España en Copa Davis. El único pero, su escaso bagaje sobre hierba en lo que va de curso (1-3) y la presencia de grandes figuras solistas también en los dobles. Además de la vigente medalla de oro, la dupla suiza formada por Roger Federer y Stanislas Wawrinka, la lucha por los metales estarán en manos de los hermanos Bryan, los serbios Novak Djokovic y Nenad Zimonjic y los indios Mahesh Bhupathi y Rohan Bopanna, entre otros. Tal es la exigencia que el otro dueto español, el que forman Feliciano López y el propio Ferrer, cuenta con mínimas opciones para avanzar rondas.
 

Individuales imprevisibles.

Aquí, las dudas trocan a certezas. Sin Nadal, la oportunidad de éxito cotiza a la baja. No por el nivel de los seleccionados, de sobra contrastado (todos ellos por encima del Top-30), sino por el de la competencia, con Federer, Djokovic, Andy Murray, Jo-Wilfried Tsonga, Tomas Berdych o Juan Martín del Potro en un horizonte inevitable. De ahí que Ferrer, cuartofinalista en Wimbledon, hable de ir partido a partido. “No hay duda, es una de mis mejores temporadas (5 títulos). Pero eso no garantiza nada”, apura el de Jávea. Ni siquiera que sea el cuarto favorito de la organización le exime de una senda tortuosa. Porque aquí, en césped y a tres mangas, cualquier jugador puede prepararte una emboscada. Los ‘gigantes’ como Milos Raonic, John Isner, Marin Cilic o Ivo Karlovic son una amenaza a evitar en las distancias cortas. Y muchos de ellos, sin apenas ránking, aparecerán ya desde la primera criba.
 
El espíritu olímpico puede ser un géiser de confianzaEl resto del plantel lo componen Nicolás Almagro (11º cabeza de serie), Fernando Verdasco (15º) y el citado Feliciano. Todos ellos tan letales como imprevisibles. Salvo el toledano, ninguno se mueve en su superficie predilecta, pero cuentan con servicios con los que intimidar al más fiero ‘cañonero’. Sería sorprendente verles competir por diplomas olímpicos (necesitan tres victorias), pero en los Juegos entran en la ecuación variables intangibles. Se compite cada cuatro años, con un país pendiente y tras haber compartido momentos y experiencias con deportistas de otras disciplinas. Ya saben, las sensaciones, el espíritu olímpico, puede ser un géiser de confianza. Será mejor que no descarten las sorpresas.
 
Diferente perspectiva ofrecen las damas en el apartado individual. Ninguna de ellas parte en el grupo de favoritas, aunque ésa puede ser un arma arrojadiza a su favor. Anabel Medina o Carla Suárez saben lo que es plantar batalla a las mejores. Mientras que María José Martínez y Silvia Soler apenas han brillado en lo que llevamos de año debido a sus recientes lesiones. Sus objetivos apuntan más a los dobles, así como a su versión mixta. Aún no hay parejas cerradas para este cuadro, pero se requiere de experiencia para afrontar esta oportunidad con garantías. Una probable la compondrán Verdasco y Medina, los cuales ya se han unido en algún Grand Slam. La tarea no es sencilla, pero apenas son 16 parejas en el cuadro y tres victorias garantizan medalla.
 
Todo esto lo sondean Alex Corretja y Arantxa Sánchez Vicario a pie de pista. Las opciones de Ferrer, el talento natural de Feliciano y el desparpajo de los doblistas. La lógica apunta a un regreso prematuro con las manos vacías, máxime tras el infortunio de Nadal. Pero la hierba y los Juegos Olímpicos no entienden de razonamientos. Aquí, como en la Davis o en la Copa Federación, no hay nombres, sino equipos. Y pocos hay comparables con esta ‘Armada’.