Sobre la hierba de Wimbledon, los gritos cogen forma. No son de dolor, pues Nico Almagro, que arrastra una luxación de hombro desde Roland Garros, allá por mayo, brinca por el césped en silencio. Sino que resuenan a incredulidad. Al otro lado de la pista, Viktor Troicki (número 31 del mundo), su rival en la primera ronda de los Juegos Olímpicos de Londres, se desgañita ante la escena. Sabe que el español llega limitado físicamente. Que tiene el partido pendiente de su suerte. Pero poco importa. Al final, Almagro no cede un milímetro en su empeño. Salta infiltrado, golpea con el fuego que acostumbra y avanza (6-4 y 7-6(3)) a una segunda ronda que hace unas semanas parecía impensable.

“Hay que ser realista, no estoy al cien por cien”, explica el murciano, que espera ahora al vencedor del duelo entre el ruso Alex Bogomolov Jr y el argentino Carlos Berlocq. “Estoy jugando infiltrado desde Roland Garros, lo que me obliga a dosificar. A lo mejor mañana me levanto y me duele tanto como para no jugar más. Pero la semana pasada me veía fuera del torneo y ahora estoy aquí, así que ojalá llegue lo más lejos posible y si puedo optar a medalla mucho mejor”, continúa. Sus palabras denotan fortaleza. Desde que embarcara hace una semana en suelo londinense, cabizbajo, Almagro ha alternado la raqueta con la camilla de masaje. Y ha ido creciendo según pasaban los días, cada vez más cómodo sobre una hierba que aparece algo más alta y lenta de lo que estuvo hace unas semanas en Wimbledon.

“Y no sólo eso, también bota un poco más alto. Así me encuentro más cómodo”, apura el campeón este año en Sao Paulo y Niza. Tanto como para enderezar el encuentro desde el principio. Rompió rápidamente (‘break’ con 3-2) y dominó continuamente desde el ‘drive’. Sólo al final, cuando sacaba con 5-4 en el segundo parcial, estuvo cerca de pagar caro sus cambios de ritmo al salvar una bola de set. Sin embargo, resolvió sin excesivos apuros gracias a su inapelable servicio (9 ‘aces’) en escasos 78 minutos de partido. Rápido y sin desgaste para sumar su primera victoria olímpica, ya que hace cuatro años en Pekín cayó a las primeras de cambio frente al francés Gael Monfils.

Por su parte, David Ferrer y Feliciano López debutaron con éxito en la modalidad de dobles al vencer en un choque de alto voltaje (7-6/7), 6-7(6) y 8-6) a la pareja polaca formada por Mariusz Fyrstenberg y Marcin Matkowsky. El dúo español, inédito hasta la fecha en el circuito, frenó cualquier iniciativa de los cuartos favoritos de la organización desde el primer parcial, en la que se sobrepusieron a dos bolas de set adversas. Aunque parte de su éxito estuvo cimentado desde el segundo servicio, inapelable (no cedieron ningún punto) durante todo el choque. De este modo, Ferrer y Feliciano se medirán en octavos de final a los ganadores del partido entre los austriacos Jurgen Melzer y Alexandre Peya y los británicos Andy y Jamie Murray.

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Sobre el autor
Adrián Peinado
Una alternativa al Periodismo de bar que colman la mayoría de los medios de comunicación de este país. Licenciado en Periodismo en la URJC en 2009 y en la agencia Europa Press desde ese año hasta finales de 2010.