"Historia del ojo": erotismo surrealista
Ojo humano / Foto: www.clusterizando.com.

La "Historia del ojo" fue escrita por Georges Bataille, bajo el pseudómino de Lord Auch. Estamos ante un libro erótico-filosófico con matices quizá surrealistas. Un pequeño placer para aquellos que no temen al pecado. Una obra que en manos de personas que se limiten a leerla de manera superficial, puede parecer simplemente un conjunto de expresiones y prácticas obscenas y ordinarias. Esta "Historia del ojo" esconde mucho tras de sí. Orbita en torno a dos adolescentes, que mediante prácticas sexuales, en ocasiones extremas, buscan los límites de la razón y la consciencia e intentan encontrar la línea que separa la cordura de la demencia.

No es una novela psicológica, es decir, no esta levantanda sobre cimientos psicológicos desarollados y habituales en este tipo de obra. Tampoco es una macedonia de personajes que encarnan distintos tipos de locura, bañados por obsesiones sexuales. Y por supuesto, no se trata de una historia de niños traviesos que descubren los placeres y misterios del sexo. Me atrevería incluso a arrebatarle el adjetivo de "erótica", como pueden ser otros best-sellers actuales, que buscan la sofisticación y el glamour, pues intentar hacer un análisis de los personajes, enfocado a diferenciar la Historia del ojo de otras obras eróticas, sería demasiado ingenuo, aquí no hay romanticismo ni Bataille buscaba en su obras matices de amor tal y como hoy es concebido.

"Historia del ojo" no es solo una historia de adolescentes que exploran los placeres del sexo

Los protagonistas son dos adolescentes: narrador y Simone, que una vez iniciada la novela, centran sus ojos en Marcelle, una chica rubia, que Bataille esboza como adorable, la personificación de la ingenuidad, la fragilidad. Marcelle es arrastrada al mundo de perversión en el que viven sus amigos.

Tratan de apoderarse del placer mediante la sensualidad, y el dolor acaba inundando sus cuerpos. Es entonces cuando los protagonistas se muestran en su máximo esplendor personal, aunque por un momento dejan de ser humanos para reencarnarse en animales, guiados por instintos macabros, buscando los límites de la existencia y extrapolando sus vidas dentro de un exceso erótico elevado a la máxima potencia.

A la derecha, una de las ilustraciones que aparecen entre las páginas de esta obra.

El concepto de muerte sobrevuela la novela en cada uno de sus actos, y es que para el autor era incomprensible un concepto de erotismo sin la presencia de la muerte, no de cadáveres ni muertos, sino de la muerte como concepto de decadencia de lo vivo, del ser.

Simone y su compañero se ven envueltos en una historia en la que logran explorarse a sí mismos, encontrando sus angustias y sus sueños, sus felicidades, basándose en la máxima expresión del cuerpo y la sexualidad. El mundo y la vida son para ellos un cuerpo sexual, que penetra en las expectativas de la mente, comparando la inmensidad del espacio, sus gritos y sus silencios con el orgasmo, como punto cumbre de la persona.

Realmente una novela extraña en todo el esplendor de la palabra. Muy criticada por su apariencia literaria obscena. Una obra profunda, de esas que hay que leer mil y una veces. De esas que te dejan recapacitando sobre los recovecos de la mente y la irremediable locura del ser humano. Realmente, una obra para pensar.

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