Como regalar lectura y no morir en el intento (I): Escoger el género adecuado
Diseño: Ana Mª Gil 2013 / Fotos: morguefile.

Indagar puede parecer arduo, pero hay que conocer los gustos de la persona, pues de lo contrario acabará recibiendo un libro que puede terminar su vida en la estantería sin que nadie lo quiera tocar y sin que la persona que lo compró, con toda la buena intención del mundo, sepa nunca que acabó regalando lo que se suele llamar un pongo por eso de ¿dónde lo pongo? En el mejor de los casos, puede acabar de vuelta en la tienda y el comprador sentirse ofendido por el cambio de regalo, algo que a muchos no les sienta nada bien. Si no se quiere ser de esos que se cabrean por el cambio o no se entera de que no ha gustado su regalo, lo mejor es leer atentamente lo que viene a continuación.

“¡Ah! ¿Pero tienes biblioteca?”

Tal vez sea un sistema un tanto burdo, pero es una buena manera de iniciar una conversación en la cual, la persona a la que se le pretende regalar un libro, te de una pista sobre el tipo de lectura que suele adquirir. La mayoría de la gente comete el error de asumir los gustos propios como ajenos, ello implica que, en la mayoría de las ocasiones, se acabe regalando un libro que en realidad se querría adquirir para consumo propio.  Lo primero que se debe hacer es pensar en la persona para la que se va a adquirir el libro, conocer sus gustos. Pensar que si a ti te gusta la novela romántica y tienes mucho en común con esa persona le tiene que gustar también la novela romántica es asumir algo que puede no ser cierto. Averiguar que libros lee esa persona es crucial y no solo para saber que género o géneros le gustan más, sino para evitar también el típico error de adquirir algo que ya posea.

“Escucha activa no es el nombre de un grupo de rock”

Aunque parezca sorprendente, mucha gente no escucha cuando le están dando las pistas perfectas. Si esa persona a la que se quiere regalar un libro comienza a contar que acaba de leer una novela de Valerio Massimo Manfredi no hay que quedarse con la idea de que lee a Manfredi y le gusta, hay que escuchar primero que es lo que esa persona opina del libro que está leyendo. Tal vez no le esté gustando el libro y si se le regala otro del mismo autor con posterioridad, no solo se quedaría mal, esa persona podría enfadarse porque ya te ha contado con anterioridad que no le gustaba ese autor. Es muy importante, por lo tanto, escuchar todo lo que esa persona cuente sobre lo que lee y tomar nota de todo lo que diga tanto positivo como negativo.

“¿Pero como puede no gustarte J.K. Rowling?”

Otro de los fallos más habituales a la hora de regalar libros es considerar que lo que le gusta a la mayoría, le tiene que gustar a todo el mundo. La saga de Harry Potter puede ser un gran regalo, pero solo si la persona lo pide expresamente. La mayoría de los amantes de ciertas sagas literarias ya suelen tenerlas en sus bibliotecas. Solo es recomendable regalar un libro de una saga cuando no es muy conocida, está en sus inicios y ya se sabe seguro que el género se corresponde con los gustos de aquella persona a la que se le va a regalar, o ha dejado caer que todavía no lo tiene en su biblioteca.

“¿Pero como puede gustarte la novela erótica?”

Quien dice erótica, dice de terror o que cualquier otro género. Es el mismo problema explicado previamente. Cada persona es un mundo y el hecho de tener muchas cosas en común no significa que una de ellas tenga que ser los gustos literarios. Si esa persona dice que le encanta un género que pueda parecer a otros aburrido o malo, no importa. Lo importante es que le gusta a la persona a la que hay que comprar el libro.

“Ahora por pedirlo no te lo compro, que tiene que ser sorpresa”

Parece que solo los niños tengan derecho a pedir los regalos que quieren. Si la persona a la que se va a regalar un libro lo pide expresamente, lo mejor es hacerle caso siempre que entre dentro del presupuesto económico razonable que se tenga pensado. Además, no a todo el mundo le gustan las sorpresas y no significa que sean raros, lo que significa es que son personas que saben lo que quieren y disfrutan de saber que los demás les escuchan cuando les cuentan lo que les gustaría que les regalasen.

“Es más raro que un perro verde, le he regalado el libro que todo el mundo está comprando y lo ha cambiado por otro”

Si no se ha tenido en cuenta todo lo anterior, posiblemente este será el resultado, comprar el libro inadecuado y que la persona lo acabe cambiando. No por ello es un raro, como ya se ha visto en el punto anterior, lo que pasa es que se trata de alguien que sabe lo que le gusta y lo que no le gusta. Tampoco hay que enfadarse por que esa persona decida cambiar el libro escogido y, en cualquier caso, tampoco se habrá perdido mucho tiempo escogiendo ese libro "que todo el mundo está comprando", así que, si no se desea que pase esto habrá que dedicarle un poco de tiempo a conocer mejor a la persona.

“Le he comprado un comic bien chulo a mi sobrino y sus padres lo han cambiado por otra lectura más cutre que para que”

Cuando  entra en juego el factor edad  es importante tener en cuenta la opinión de los progenitores de los menores. Tal vez pueda parecer que una novela gráfica de superhéroes es adecuada para un niño de catorce años,  pero debe revisarse su contenido primero pues no todas las novelas gráficas son para todas la edades. Muchas tienen avisos de “no recomendado para menores de...” o “solo para adultos” como las películas y, ante la duda, preguntar a los padres primero es una excelente idea.

“Me han dicho que le compre un libro, ¡pero si solo tiene un año!”

Seguramente este ese otro de esos casos en los que habría aplicar la escucha activa. Es muy posible que los progenitores en este caso quieran un libro actividad de esos que son de tela, tienen algo dentro y los pequeños aporrean para escuchar sonidos. También podría ser que lo que pidan es el típico libro de cuentos para leer a su retoño y que a su vez éste lea él solito cuando ya tenga la edad. La única manera de estar seguros, será preguntando a los padres, pues está claro que un niño tan pequeño no sabe ni que le van a hacer un regalo.

Y hasta aquí este primer artículo. Próximamente: Perderle el miedo al terror.

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