"El fin de una época", de Iñaki Gabilondo
Foto: txapibernal.wordpress.

"A ti, del que todos se ríen cuando dices que quieres ser periodista." Probablemente, muchos de los lectores se hayan sentido apelados con estas palabras. Esa sencación de catarsis y a la vez de nostalgia por dedicarse a algo necesario como es observar, analizar, criticar y desmenuzar, cada uno de los acontecimientos que suceden a nuestro alrededor y más allá de nuestro entorno, mientras el mundo se dedica a realizar su vida. No obstante, en la actualidad este acceso a la información y el criterio que se nos da acerca de la misma, responde a lo que él califica como "estrictas necesidades económicas", es decir, a intereses particulares de los dueños del dinero.

Gabilondo hace una fuerte crítica a los intereses de los medios, que asocian calidad como sinónimo de audiencia. Una profesión que servía para ganarte la vida, y en cambio, ahora genera enormes cantidades de dinero, lo que conlleva a producir el estupor de la gente, y se entra en un círculo vicioso, cuya consecuencia directa es la desconfianza.

Funciona más como fabricante de modelos que como relator de realidades sociales

Una de las cosas que más le sorprenden es la homogeneización en la selección de noticias por parte de los medios de comunicación. Todos coinciden o suelen escoger noticias que responden a un patrón idelógico que, posteriormente se convierten en dogma y que es ingerido por una sociedad que no penetra en las cosas. Su base del conocimiento está fundamentada en recibir información, pero eso es la fase previa al entendimiento. Por tanto, el periodista debe saber antes de ponerse a trabajar qué es lo que se debe ofrecer al público y con qué objetivos; lo que Iñaki denomina las cuatro "ces": conocer, confirmar,comprender y explicar. El problema radica en que solo llega hasta la segunda "c". Un mundo constituido por dos caras: la de la realidad o la falsa realidad.

Equipara el periodismo actual con la propaganda y la publicidad. Los sucesos se cuentan de forma muy resumida y con grandes imágenes, en perfecta sintonía con la rapidez en la que se mueve el mundo en la actualidad. Asimismo, recalca que un cierto nivel de exigencia siempre será demandado por una escasa minoría.
También se centra en la figura, o más bien dicho, en el perfil de un profesional de la información. Este trabajo es algo muy vocacional, por eso lo que debe destacar ante todo es la capacidad del periodista para abstraer y examinar el mundo en el que vive, de encajar en la realidad social y transmitir lo que ocurre al resto; sin olvidar por suspuesto, el compromiso con la gente, pero siendo fiel a los ideales propios de cada uno. Siempre aboga por tener un poco menos de información y algo más de independecia, ya que en un exceso de relación con los poderes, se pierde toda credibilidad y quedas fuera como interlocutor social.
La inmensa mayoría postula el apocalipsis del periodismo . No obstante, él sostiene que para que exista el periodismo hace falta alguien que quiera explicar y otro al que le interese. Aunque para Iñaki estos sean simples agoreros, sí plantea algunas hipótesis. La primera de ellas:los periódicos digitales acabarán siendo de pago. Eso es un hecho constatable a la vuelta de la esquina. Otro, y sin duda el más importante, es la necesidad de filtrar la información. Con las nuevas teconologías todo el mundo puede afirmar noticias falsas, y lo cierto es que controlar la información es un fenómeno que se escapa al alcance de cualquier magnate.
Aunque si de una cosa se atreve a hablar es de la resurrección de los grandes valores que han defindio el periodismo. Los pilares en los que se fundamenta, parecen estar siendo enterrados por aquellos bárbaros que resultaban ser los modernos frente a los romanos, partícipes y defensores de un mundo en extición. Pero lo cierto es que todo periodista, comprometido con su función en este mundo y dotado de una gran responsabilidad social, sabe que debe excavar en su yo más profundo hasta hallar las columnas que le sostienen.
En este enlace podréis ver un fragmento de la entrevista a Felipe González cuando aún estaba en la presidencia, calificada por el propio Gabilondo como "la más dura de su carrera".
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