Cuando el alpinista e himalayista Lionel Terray pudo ver la pared del Cerro Torre desde la cumbre de uno de los picos de granito que le rodean, cuentan que exclamó "¡por fin una montaña por la que merece la pena morir!". Sin embargo, por suerte son pocos los que estań convencidos de que intentar subir a una montaña, aunque esta sea la más bella del mundo merezca el precio de dejarse la vida. A diferencia de lo que supusieron las aperturas de las grandes paredes de los Alpes (como las caras norte del Eiger o Cervino), o los primeros ochomiles, la historia del Cerro Torre y de las montañas del Parque Nacional de los Glaciares, son las de paños de roca e hielo en los que se inscriben los sueños de los mejores escaladores. El verano austral de 2012 ha reabierto las polémicas en torno a esta estilizada montaña,con los ascensos de un grupo de escaladores estadounidenses y del austríaco David Lama, en un tono que se acerca más a la opereta que a la épica de la que se revisten aún ascensos de poco valor deportivo, como las ascensiones a los picos de ochomil metros por vías normales. 

El Cerro Torre, la que fue la montaña más difícil del mundo

En 1986 el italiano Reinhold Messner -uno de los mejores escaladores en montaña del siglo XX, y, sin duda, el más influyente y mejor comunicador-completaba  la idea de ascender a lo que denominó "los catorce ochomiles", catorce cumbres principales en las cordilleras del Himalaya y Karakorum que superaban esa altitud sobre el nivel del mar. Messner, un tipo culto, inteligente y con una desbordante personalidad se hizo rico con libros y conferencias; 26 años después, desde los medios de comunicación aún se da una importancia desmesurada a esta "prueba superada", por el propio Messner y el polaco Kukuzca al año siguiente. Mientras tanto, otro italiano, el fallecido en 2011 Walter Bonatti, había dejado ya en 1958 su idea de lo que le parecía un reto: tras un intento a la cara oeste del Torre, tuvo que descender, y declaró que posiblemente la montaña fuera imposible de escalar. Bonatti, que había ido tras escuchar los relatos de los franceses que en 1952 ascendieron al vecino Fitz Roy y al italiano-argentino Cesarino Fava, distaba mucho de ser un cualquiera: antes de escenificar una de las más dramáticas retiradas de un genio en plenitud de su actividad -el alpinismo en su caso-, desilusionado por el ambiente de la escalada y de la expedición al K2 de Lacedelli y Compagnoni, dejó para la posteridad tres rutas en solitario que tardarían mucho en ser repetidas y aún son,hoy día, miradas con respeto. Su palabra valía oro.  Esa misma temporada de 1957/1958, por la cara este - que Bonatti había desechado, por considerar más factible la opuesta- se encontraba Cesare Maestri con Catulo Detassis y el italoargentino Fava. Detassis consideró la ascensión demasiado arriesgada, y no quiso que nadie arriesgara -o perdiera con gran probabilidad- la vida en el intento. Ambas expediciones volvieron a Europa sin la cumbre, y con la noticia de que al sur de los Andes Patagónicos se encontraba una montaña más bonita, más dura, más vertical que cualquier otra, y por encima de todo inescalable.

Cesare Maestri, la cumbre del Cerro Torre y el compresor

El Cerro Torre tiene 3.134 metros de altitud sobre el nivel del mar, y está cerca del sur absoluto del planeta, antes de la la Antártida. Se encuentra en una de las puntas del Campo de Hielo Patagónico Sur, la extensión helada continental más extensa de la tierra, después de Groenlandia. Ascender a su cumbre o a la de sus vecinos Punta Herrón, Cerro Standhart o Torre Egger, supone una dura aproximación por terreno glaciar, y escalada dura en pared. El Cerro Torre requiere afrontar al menos ochocientos metros de pared vertical de granito e hielo, y con la inseguridad de que el clima deje que el intento pueda terminarse. En la actualidad, la pequeña localidad de Chaltén permite a los escaladores y turistas alojarse y descansar del infernal viento y frío de la zona. Cuando en 1959 el alpinista de Lecco -cuna de grandes como Ricardo Cassin- Cesare Maestri volvía para su segundo intento, las cosas no eran tan sencillas. Juntó sus fuerzas con el joven austríaco Toni Egger, el más renombrado especialista en hielo de los Alpes. Su intento estuvo lleno de dificultades, para llegar a pie de pared. Pero lo peor les ocurriría en el sinuoso trazado que realizarían por la pared norte. Una de los mayores hechos diferenciales de ascender al Cerro Torre frente a cualquier otra gran pared -como "El Capitán" o la Torre del Trango- es un hongo de hielo que remata la cumbre, y que requiere para realizarlo algo más que una buena técnica, fuerza y suerte: la cumbre real no es dónde termina la pared. Si la expedición fue dura, con un descenso apresurado por el mal tiempo en el que Egger perdió la vida, el relato que vendió Maestri demostró no ser muy sólido: las dudas sobre su llegada a la cumbre eran muchas, pese a ser tratado como un héroe nacional en Italia, y las declaraciones de Terray -algo aficionado a la grandilocuencia-que lo tildaría de "la mayor hazaña de escalada de todos los tiempos". Como fuera, pese a las rutas trazadas por expediciones españolas, británicas italianas y japonesas, en 1970 la pared seguía sin escalar. Dado que al igual que había experimentado Maestri, los ingleses habían constatado que la necesidad de taladrar y colocar buriles (tacos de expansión) a mano en la pared en el duro granito blanco, consumía un tiempo precioso, Maestri tuvo la solución para ascender y zanjar la polémica.

La vía Maestri, primer ascenso al Cerro Torre en 1974, David Lama y Kennedy y Kurk

Maestri se planta en Mayo de 1970 bajo la larguísima arista sudeste del Cerro Torre, con temperaturas extremas, en torno a -25º, y viento endiablado. Once años después quiere demostrar que es capaz de subir al Cerro Torre, y para ello acarrea por el glaciar y la pared un compresor a gas que le permitirá taladrar y subir a la cumbre. En dos intentos separados por tres meses, Maestri y sus compañeros dejan en la pared nada menos que 450 buriles, que convierten la vía en una escalera, con frío y dificultades alpinas, pero poco más que una vía "ferrata". Dado que Cesare Maestri quiere la gloria para él -y la tiene, pocos recuerdan el nombre de los demás miembros de la expedición- decide que debe subir él solo a la cumbre. Decide tambień que el hongo de hielo no forma parte de la montaña. El compresor queda adherido por el hielo a la pared para futuras ascensiones -muchos lo emplean como elemento de seguridad, y para la historia la mayor vía ferrata de la historia, la vía Maestri. (Lejos de limpiar su nombre, el hecho de que haya necesitado tres semanas y un compresor levantan dudas sobre la ascensión de 1959, supuestamente en menos tiempo y clavando a mano...)

La cumbre la alcanzan en 1974 Casimiro Ferrari, Negri, Conti y otros integrantes de Lecco, dejando una vía en la cara oeste de 1.200 metros, dificultades de hasta VI (todavía en la época la mayor en escalada sin ayuda o libre), A2 (artificial, ayudańdose del material para progresar de dificultad media) y 95º grados de hielo, en el desplomado hongo somital. En enero de 1977 John Bragg, Jay Wilson y Dave Carman la repiten y la confirman. Pero desde entonces es la vía del compresor de Maestri la que recibe la atención de los alpinistas: por allí desfilan Jim Bridwell, Ermano Salvaterra y un verdadero gran número de ascensionistas. Se abren nuevas víasm se repite la "Ferrari" en invierno, se realiza la primera en solitario, se salta en parapente... En este contexto, quizá la vía  Maestri,con su escalera hasta casi la cumbre sea un posible anacronismo. En 2007 se reúnen los escaladores en la novísima localidad de Chaltén: los votos deciden que la vía Maestri ha de quedar como está:es parte de la historia del Cerro Torre, y de cualquier manera, subir un compresor a aquel lugar no deja de ser una hazaña extraordinaria. En estas nos encontramos cuando aparecen en escena David Lama (austríaco) y la cordada Kennedy-Kurk (estadounidense).

Cerro Torre en libre, adiós a la vida Maestri y polémica en la Patagonia en 2012

En 2009 David Lama tiene 19 años, y es uno de los jóvenes que han comenzado en la escalada con una visión deportiva. Para ellos la máxima dificultad en libre de la generación anterior es ahora el punto de partida. Patrocinado por Red Bull, parte hacia Argentina con la idea de que la ética de los tiempos ha cambiado, y que si la ascensión por cualquier medio de Maestri era válida en 1970, ahora es el momento de escalar la pared en libre (en realida no es cierto: en 1971 Messner criticó duramente a Maestri por "asesinar las posiblidades" y el cineasta Leo Dickinson realizó un documental ascendiendo por la ruta del compresor y entrevistando a Maestri, que tituló "Cerro Torre, la violación de una montaña"). 

En principio escalar en libre es siempre una forma más limpia de pasar por las paredes: solo deberían quedar las manchas de goma de los pies de gato y algo de magnesio. Pero para la filmación de la ascensión, y para asegurar la escalada, Lama y su equipo añaden 60 nuevos taladros y tacos -parabolt- a la pared. Es cierto que se trata solo de impedir que una caída sea mortal, y no de ayudarse de ellos, pero al estropicio de Maestri añaden otro mayor (además de no lograr la ascensión en libre). Rolando Garibotti protesta indignado: ¿que pasaría si un escalador argentino fuera a las paredes europeas o americanas y añadiera cien o doscientos seguros de expansión? Red Bull promete limpiar la pared: pero lo cierto es que los agujeros y el metal introducido en la pared será imposible de quitar, y el Torre ha sido modificado irremediablemente.

Hayden Kennedy y Jason Kruk (estadounidense y canadiense), recogen el guante en 2012: encuentran una línea cercana a la vieja vía Maestri, y la escalan con dificultades de hasta 7a (una dificultad media) y un pequeño tramo de A2, utilizando para asegurarse solo cinco chapas de los oxidados buriles de 1970. La polémica llega en el momento en el que, durante el descenso.deciden limpiar la pared: hasta 200 "bolts" son arrancados de la pared. Esto contraviene la decisión tomada en 2007, y lo que es peor, lo han hecho sin hablar con nadie. Por supuesto esta decisión cae muy mal entre los escaladores locales y habituales extranjeros, que deciden en asamblea del 27 de enero de 2012 declarar "Patrimonio Histórico Cultural" al parque  en su totalidad y a las vías de escalada en particular. A nadie le gusta la vía Maestri (a los italianos menos que a nadie), pero a casi nadie que cualquiera llegue a su casa y tome las decisiones sin consultar. A estas alturas, la policía interviene a Kurk y Kennedy los tacos metálicos retirados mientras la mayoría se pregunta qué tal sería ir a Yosemite y limpiar las vías de las grandes paredes californianas. El alpinista Sebastián de la Cruz, que ascendión con 17 años al Torre, está a favor sin embargo de que se haya realizado esta "limpieza", y augura una novela vodevilesca y con sex- appeal.:"(...) ahora para subir el Cerro Torre hay que ponerse las pilas de verdad y subir por los propios medios. Eso es una gran magia recuperada. Al fin el Torre es de nuevo una flor de montaña que recuperó su original categoría de LA MÁS DIFÍCIL DEL MUNDO." En una cosa tiene razón: en realidad está opinando demasiada gente que nunca ha escalado una pared, o se ha colgado de uno de aquellos buriles. Es un culebrón argentino, que incluye a curiosos, entre ellos muchos que desconocen todo sobre la escalada.

Último acto: David Lama, el 22 de enero de 2012, libera por fin la cara norte, por la vía original del compresor. Todo ésto mientras la Policía Provincial confisca a Kruk y Kennedy los históricos herrajes de la vía Maestri y ellos conceden una entrevista al periódico local "La Cachaña", en la que declaran que no se esperaban esta reacción, los periódicos alientan la polémica y los alpinistas de Chaltén los declaran personas "non gratas". 

Sin embargo, la liberación del escalador austríaco queda fuera de toda polémica, en esta ocasión. ¿Era la vía Maestri realmente necesaria? No seguramente, pero en el mundo de reglas no escritas de la escalada, cualquier actuación debe ser contrastable y consensuada. La "novela del Cerro Torre" en realidad no ha hecho más que empezar.