Para un equipo que juega tan físico como son los Boston Bruins, recuperar a un jugador tan importante como Milan Lucic puede ser decisivo en el tramo actual de la temporada. Y es que Milan no ha sido baja por lesión, de hecho ha jugado 45 de los 48 partidos de Boston, y los partidos que no ha jugado ha sido porque Claude Julien, el entrenador de Boston, ha perdido la paciencia con su pobre imagen en el hielo, extraña en un jugador que suma 123 puntos en las últimas dos temporadas (62+61). Lucic solo ha conseguido registrar 7 goles y 19 asistencias hasta hoy, dejando evidente el pobre momento que atraviesa el nativo de Vancouver de padres Serbios, y es que Lucic ha pasado por ésta temporada con más pena que gloria, a menudo apático y hasta desinteresado en algún punto, intentando cambiar su tan aclamado juego para intentar producir a la altura del listón que el mismo se había puesto en temporadas anteriores.

Poniendo la raya en la pared en 1’93m y la báscula en 104 kg, éste auténtico peso pesado se caracteriza por jugar siempre con llama, chispa, intensidad, cualquier sinónimo sirve. Cuando Lucic es él mismo, es incansable en el hielo, gran protector de la pastilla, solidario en defensa, aprovechando hasta la última décima de los 40 segundos que suele durar un relevo para soltar alguna carga sobre el rival, en definitiva Lucic aprovecha totalmente su físico, y cuando eso pasa, lo demás llega solo. Conseguir goles aprovechando rebotes, redirecciones o escaramuzas es a menudo cuestión de mentalidad, determinación y confianza, si Milan cuenta con todo esto, teniendo en cuenta su físico, se convierte en un jugador dominante cerca de la portería.

Durante la mayor parte de ésta temporada, Lucic ha sido muy poco de todo esto, convirtiéndose en un ala que a duras penas patinaba arriba y abajo del hielo, intentando registrar dos o tres tiros a puerta para la estadística y poca cosa más, lejos de la determinación y trabajo que se le presupone.

Por suerte Claude Julien parece haber acertado con su planteamiento, y es que, tras ver agotada su paciencia el pasado miércoles 17 de abril, donde Lucic fue incapaz de registrar un tiro a puerta o una carga ante Buffalo, y sentar al jugador en la grada el pasado sábado en la derrota 3-2 ante Pittsburgh, Lucic pareció recuperar algo de vida contra Tampa Bay, registrando tres disparos, cuatro cargas y una pelea con Keith Aulie hacia el final del partido. Milan Lucic volvió a ser reconocible, y, con la postemporada a la vuelta de la esquina, los aficionados de Boston raramente podrían haber escogido mejor momento para su regreso, y es que el buen Milan Lucic (#17 en los vídeos a continuación) es fundamental para que Boston progrese en su andadura a partir de Mayo hacia la Stanley Cup.