Con los datos en la mano, con el medallero y con los récords mundiales, con los tiempos que se hacen en el campeonato de la NCAA, no hay discusión posible: el modelo de natación universitaria es todo un éxito. Con el modelo competitivo universitario implantado en EEUU ganan todas las partes: las Universidades atraen a los mejores deportistas del mundo, el país tiene en su territorio a los mejores entrenadores, las mejores instalaciones y los mejores equipos y -sobre todo- los nadadores encuentran una forma de compaginar el deporte de élite con los estudios, recibiendo además dinero suficiente como para vivir de ello hasta el momento en que dejen la Universidad y se conviertan en profesionales. Por si todo esto fuera poco, está comprobado que el sistema se retroalimenta, es decir, que cuanto mejores nadadores genera, más nadadores atrae, aumentando el nivel.

Evidentemente, es imposible calcarlo en otro país, ya que las condiciones serían muy distintas, aunque la población del país sea la misma. En España, por ejemplo, que las universidades comenzaran a becar a los mejores deportistas supondría una puñalada para los clubes de natación y deportivos en general, centenarios muchos de ellos. Cabe recalcar que al menos en EEUU se compagina la existencia de equipos universitarios con los “tradicionales”, ya que todo nadador tiene que poner fin a su carrera universitaria tarde o temprano, momento en el que pasa a ser profesional y debe integrarse en otro equipo. Hay algunos nadadores de renombre, empezando por Michael Phelps, que nunca pasó por un equipo universitario ya que eligieron ser profesionales desde el principio. En España habría que superar una serie de obstáculos para implantar este modelo o uno parecido. Desde luego, habrá quien argumente que la universidad no está para fomentar el deporte sino el conocimiento, pero algún arreglo se puede hacer, ya que como mencioné antes la retroalimentación existe, y –por citar un caso- sería muy valioso estudiar el comportamiento biológico de un gran número de deportistas de élite, además de generar puestos de trabajo.

Se pueden criticar muchas cosas de los Estados Unidos de América, país que tiene muchísimos defectos, como todos, pero no cabe crítica alguna a la gestión del deporte universitario, o al menos de la natación. Cualquier amante de la natación y del deporte en general sabe reconocer el trabajo bien hecho, y este es un caso.