Cuando la velocidad, el control, la seriedad, la regularidad y la inteligencia se aunan en un mismo deportista el resultado es la victoria. Pero cuando todos estos factores se mantienen a lo largo de los años, aparecen las verdaderas estrellas. Y entre ellas se encuentra, sin lugar a dudas, Daniel Gyurta. Y es que al húngaro no hay quien le tosa en su estilo predilecto. Su capacidad para entender y controlar cada carrera, cada brazada, cada metro, es simplemente espectacular. Y hoy en Barcelona lo volvió a demostrar.

Pese a que esta final de los 200 metros braza masculinos se presentaba como una de las más esperadas por el fantástico duelo que se preveía entre el japonés Yamaguchi y el emperador húngaro, el resultado final estuvo lejos de las expectativas. Mientras el nipón se hundía a cada metro, el maestro de la braza se coronaba en cada brazada.

Como suele acontecer en todas sus pruebas, Daniel Gyurta se tiró a la piscina con la intención de controlar la carrera durante los primeros cien metros, analizar a sus rivales e imprimir el ritmo que mejor le conviniese. Con esto, el primer hectómetro resultó de una igualdad casi suprema, con prácticamente los ocho participantes tocando la pared a la vez y moviéndose en tiempos muy parejos.

Pero a partir de ahí comenzó el show del húngaro. Desde que tocase la pared en el 100 hasta su llegada al 150, avanzó nada más y nada menos que seis posiciones, pasando de 7º a líder de la prueba a falta del último tramo para el final. Y fue ahí donde el europeo puso pies en polvorosa. Como ya nos tiene acostumbrados, los últimos 50 metros de Gyurta son simplemente estratosféricos. Y hoy no iba a ser una excepción. Con una superioridad manifiesta, el húngaro paró el cronómetro en unos excepcionales 2:07.23, lo que implicó récord del Mundial y mejor marca personal. Además, tan solo 22 centésimas le separaron de recuperar un récord mundial que actualmente ostenta el nipón Yamaguchi.

Daniel Gyurta seguirá siendo el rey de la braza hasta nuevo aviso

Precisamente el nadador japonés fue la gran decepción de esta final. Tras haberle “robado” el récord mundial a Gyurta tan solo una semana después de que el emperador húngaro se alzase con él en los últimos Juegos Olímpicos de Londres, se esperaba bastante más de un japonés que, cada vez más hundido con el paso de los metros, terminó con una paupérrima séptima posición.

La caída libre del asiático la aprovecharon de manera maravillosa Koch y Mattsson para subirse al pódium, un pódium que, por tercera vez consecutiva, contó en la parte central con uno de los grandes protagonistas del mundo de la natación, un Daniel Gyurta que, a sus apenas 24 años, amenaza con prolongar su reinado hasta nuevo aviso. Que pase el siguiente.

Fotos del cuerpo: www.zimbio.com y en.rsport.ru.