¿Es mejor un récord del mundo o una medalla de oro mundialista? Ese es seguramente el principal quebradero de cabeza que ronde por la cabeza de la bracista danesa Rikke Moller Pedersen. Y es que la nórdica, tras pulverizar en semifinales el récord mundial del 200 braza de una tal Rebecca Soni (dejándolo ahora en unos impresionantes 2:19.11), se presentaba en la final como la máxima favorita para hacerse con la medalla de oro. Todo el mundo estaba pendiente del concurso de la danesa.
Pero nadie (o pocos) contaban con la gran Yuliya Efimova. La veterana y siempre competitiva bracista rusa ya amenazaba con conseguir el primer oro en estos Mundiales para su país cuando en semifinales se impusiese con facilidad en su serie y no muy lejos del estratosférico tiempo de su gran contrincante. Pero el récord mundial cegó a las casas de apuestas, pero no a una Efimova siempre muy segura de sus posibilidades.
En lo referente a los intereses españoles, la joven de apenas 19 años Marina García se plantaba en su segunda final de este Mundial nada más y nada menos que con otro récord nacional (2:22.88, el tercero que bate en Barcelona) y con el tercer mejor tiempo de todas las participantes. Optar por las medallas era complicado, como siempre, pero la ilusión y los resultados hacían prever a una Marina muy cercana a la lucha por las mismas. Con todos estos alicientes se presentaba la única final de la tarde en la que competían nadadores locales. Apasionante y emocionante.
Desde que la prueba diese inicio, se vio a una Marina valiente, competitiva y, sobre todo, veloz, tocando en los primeros 50 al mismo nivel que la favorita Pedersen. Tras ese primer paso, la catalana no tuvo más remedio que reducir el ritmo de una prueba que amenazaba con convertirse en infernal cuando la danesa y Efimova comenzaron a tirar. Así, Marina se alineó con la japonesa Rie Kaneto (que nadaba en la calle 2), una buena referencia para luchar por las medallas. Por su parte, las dos favoritas comenzaban a posicionarse para vivir un último hectómetro de infarto.
Tras el paso por el último 50, Efimova parecía más entera que su rival por el triunfo. La velocidad que caracteriza a la rusa empezaba a imponerse a una Pedersen con un estilo mucho más tranquilo, pero a la que la presión ambiental y de su principal contrincante comenzaban a empequeñecer. Así, la gran Yuliya ganó metro a metro con cada brazada para terminar imponiéndose y firmando su primer oro del campeonato (ya se adjudicó la plata en los 100 braza). Por su parte, Marina acusó el grandioso esfuerzo inicial y clasificó finalmente sexta a más de un segundo de la estadounidense Micah Lawrence, bronce.
Pese a todo, excelente Mundial el que está firmando Marina, con presencia en dos finales, rebajando varios récords nacionales, y demostrando el gran futuro que posee esta joven nadadora (19 años). Si tiene techo, este es excesivamente alto. Y que siga creciendo.
Marina García: “He luchado hasta el último metro”
Como no podía ser de otra forma, Marina García se mostró satisfecha tras salir de la piscina y atender a los periodistas para ofrecer sus primeras impresiones. “Ha sido una final muy complicada”, manifestó la joven española, “pero he estado allí y he luchado hasta el último metro”, finalizó.
La otra gran protagonista de la final, Yuliya Efimova, se mostró satisfecha por su medalla pero a la vez exigente con su marca personal, demostrando su competividad: “No estoy del todo contenta porque quería nadar más rápido”.
Fotos del cuerpo: www.zimbio.com; prineville.crestviewcable.com; y www.natacio.cat.