Hoy analizamos la primera parte del espectacular documental sobre la vida del “enforcer” Derek Boogaard, llamado “Punched out” y que publica en su edición digital el New York Times. El documental divide su vida en tres partes, tres vídeos de una duración aproximada de 12 minutos. Su juventud ”Learning to Brawl”(aprendiendo a luchar), su asentamiento en la nhl como enforcer en ”Fight Club(el club de la lucha) y ”Punch drunk” (algo así como golpe de alcohol) en el que explica su trágico final.

Aprendiendo a luchar

En esta primera parte los padres de Derek, Len y Joanne Boogaard, hablan sobre su carácter fuera del hielo, muy callado en contraposición a su actitud en el hielo, muy ilusionado como todos los jóvenes canadienses, que intentan con la práctica del hockey llegar a ser alguien en la NHL. Muestran al New York Times trozos de papeles escritos por Boogey en los que habla sobre lo duro que es mudarse de casa cada vez que cambian a su padre de destino en la policía montada de Canadá.

Len Boogaard con Derek Boogaard

La madre cuenta que en muchos pueblos canadienses si no juegas al hockey no tienes nada que hacer en todo el invierno, así Boogaard pone todo su interés en la práctica de este deporte pese a sus problemas. Boogey man, como llegó a ser conocido cariñosamente, con 15 años ya medía 1.93 y pesaba 95 kilos, esta complexión unida a un dolor crónico en las rodillas le hacía difícil patinar con la misma habilidad que sus compañeros de equipo. Si a todo esto le sumamos su timidez a la hora de relacionarse y ser hijo de policía, el futuro jugador de la nhl era un blanco perfecto para los rivales en el hielo.

En ese momento el entrenador se da cuenta que si el pequeño Derek quiere seguir jugando lo tendrá que hacer intimidando y no marcando goles o asistiendo. Su rol ahora será defender a sus compañeros de otros tipos grandes como él. Len Boogaard, su padre, empieza a percibir en su hijo algún tipo de problema con la “impulsividad”, así como otros relacionados con la lectura y la comprensión. En algún momento llega a regañarle por agredir a algún rival saltando dentro del banquillo, algo que Derek no acaba de comprender.

Llega su fichaje por los Regina Pats de la Western Hockey League como enforcer, ahora si quiere continuar jugando va a tener que pelar duro por mantener el puesto. Todd Fedoruk explica que cuando lo vio “sabía que iba a ser un tipo muy duro, 2 metros y con ese nombre, ya tiene nombre de tipo duro, Derek Boogaard”.

Sus padres se divorciaron, pero ambos se trasladaron a Regina para estar cerca de él. La carrera de Boogaard no tuvo un gran comienzo, lo mandaron al equipo flilial de la división inferior, los Regina Caps de la liga de hockey menor en Saskatchewan. Jugó allí durante la mayor parte de la temporada 1998-99, anotando dos goles y cinco puntos en 35 partidos, con 166 minutos penalizados.

En el vídeo, un amigo de la familia, Mike Tobin explica que: “Estos chicos pelean por su posición y por mantenerse en el equipo, saben que te pueden traspasar, cortar, echarte... soportan una gran presión”. En el video podemos escuchar “Estos jugadores salen todos los días a recibir golpes, Boogaard tuvo 5 peleas en una semana, para proteger a sus compañeros, para mantenerse en la plantilla, para obtener reputación” . En una de ellas recibió un golpe que rompió su mandíbula. “Estaba sentado en la cabina de penalizados y no podía cerrar la boca, no tenía los dientes alineados”. Cada vez más roturas de nariz, de clavícula, de dedos en la mano, dislocaciones de hombro...en eso se convierte la vida de un enforcer, pero hay que seguir luchando y mantenerse arriba.

“Estaba sentado en la cabina de penalizados y no podía cerrar la boca, no tenía los dientes alineados”

Con la siguiente temporada a la vuelta de la esquina Boogaard no se preocupaba de mandíbulas o narices rotas, de hombros dislocados o de nudillos en carne viva. Quería mejorar y se apuntó a clases de boxeo en Regina, no se iba a rendir. En la siguiente temporada retó al mismo que le había roto la mandibula y ganó, "estaba nervioso" dijo, pero él sabía que tenía que hacerlo. Quería hacerse alguien conocido para que su “fama” llegase a los oídos de los agentes ojeadores de la NHL.

Y así fue, en la posición 202, en la séptima ronda del draft fue elegido por los Wild de Minesota, con un sueldo de 350 mil dólares por temporada. Esta elección a la larga sería un precio que ni siquiera él sabría como iba a pagar.