Huerta del Rey se volvía a vestir de gala para acoger la octava jornada de la Liga Asobal. En frente, dos equipos con el mismo objetivo: la permanencia. Una permanencia que desde el principio se está ganando a pulso el equipo de Alberto Suárez, que sigue cuajando un inicio de temporada impecable, mientras que el Cuatro Rayas no encuentra su camino como se podría ver durante el partido.

Y eso que no comenzaba mal la cosa. El conjunto de Nacho González quería imponer su dominio y empezó el encuentro como si fuese el último. Con las ideas claras, los pucelanos iban viento en popa y a los cinco minutos del encuentro obligaban al técnico visitante a solicitar tiempo muerto, ya que no quería que la ventaja se alargase (4-1). Casi no había ni arrancado el encuentro y los visitantes ya tenía que parar el encuentro con la intención de reencontrarse.

No funcionó el parón y el Valladolid seguía a su ritmo. El técnico asturiano se desgañitaba en la banda intentando alentar a los suyos y al final lo consiguió. La caída libre iba a ser para los locales, ya que en menos de diez minutos un parcial de 2-6 iba a dar la vuelta al marcador (9-10). Ver para creer. El Cuatro Rayas, que estaba dominando durante todo el encuentro, desapareció del parqué y los gijoneses no iban a desperdiciar dicha oportunidad.

Nacho González miró a la portería, donde Yeray Lamariano no estaba teniendo una buena actuación. No dudó en llamar a César Pérez, que saltó a la cancha con muchas ganas e hizo que el encuentro volviese a manos vallisoletanas con varias paradas en su haber. Al límite del descanso el equipo local, por medio de Corzo, lograba ponerse por encima en el marcador e irse al descanso con ventaja (13-12).

Con la igualdad como nota predominante en la primera mitad, se empezaba la segunda parte. El Cuatro Rayas, al frente en el marcador, también contaba con una superioridad numérica en la cancha. Era el momento de aprovechar la situación, pero no fue el caso. Este llegó a los cinco minutos, cuando el cuadro de Nacho González endosó un 3-0 de parcial que parecía matar el partido (17-13).

Pero en los momentos malos es cuando salen los grandes equipos, y eso demostró ser el conjunto del Juanfersa Gijón. Con Cakic en estado de gracia y una endeble defensa local, la renta desapareció en un abrir y cerrar de ojos, y de los cuatro goles de ventaja se pasó a un peligroso 19-18. A pesar de la magnífica actuación de Corzo, que se fue hasta los 10 goles, los locales demostraron un saber estar de equipo grande y supo esperar hasta el momento de dar la estocada final.

Esto llegó en cuanto los visitantes obtuvieron una mínima ventaja, algo que no iban a soltar hasta el final. Las continuas imprecisiones del Cuatro Rayas y el buen hacer asturiano permitió sumar unos nuevos dos puntos a los visitantes con una victoria por 26-28, que les coloca en una buena situación en la tabla. Por su parte, el Cuatro Rayas no termina de arrancar y empieza a caer a la zona bajan de la clasificación.