Como si de un día de verano se tratase y la tormenta llegase de la nada. Así fue el encuentro del Cuatro Rayas frente al Ciudad Encantada, donde los primeros pasaron de un brillante primer acto a una pésima segunda parte que cuajó su derrota. 

Comenzaba el encuentro con el sol brillando en todo su explendor sobre Huerta del Rey. Con una gran defensa, un acertado César Pérez en portería y un hilado ataque, el Cuatro Rayas cogía rápidamente una ventaja cómoda en el marcador (5-2).

El día iba sobre ruedas. El sol cada vez lucía más fuerte y fruto de ello y gracias en gran parte a Paco López y Gonzalo Porras, el equipo local lograba ponerse cinco goles por encima de su rival (8-3). Viendo la situación, Zupo Equisoaín no dudó en solicitar tiempo muerto para parar el ciclón amarillo en uno de sus días más placenteros.

Así, fue el momento en el que el cubano Corzo saltó a la pista. Después de su frustado fichaje por un equipo de Qatar, el lateral entró en el juego. Bien es cierto que en cuerpo presente ya que no se pudo ver una de sus mejores actuaciones. Aún así, los locales seguían por delante en el marcador.

Solo Rinaud y Lipovina sostenían a un Ciudad Encantada que empezó a despertar en los últimos instantes de la primera mitad. Eso sí, la dureza se hizo presente en el partido ya que Sorrentino iba a ser excluido por tercera vez y ya no iba a participar más en el encuentro. Esto fue de lo últimno que ocurrio en los primeros treinta minutos y así, el Cuatro Rayas se marchó a los vestuarios con 4 goles a favor (14-10).

En la reanudación, el Cuenca solo pensaba en cambiar el día a los locales. A pesar de estar en inferioridad, su juego hacía que pareciese al revés. Este hecho provocó que al poco de comenzar la segunda mitad la ventaja se redujese a dos goles (16-14).

La lluvia empezaba a caer en Huerta del Rey, y cada vez con más intensidad. Sobre todo cuando el partido se volvió a poner en tablas. Ahí la tormenta ya era visible y el equipo vallisoletano veía como un día de lujo se convertía en un tromba de agua imposible de parar. 

Con Oliva deteniendo todo, el agua no tenía escape alguno y se empezó a amontonar. Tanto, que el escenario vallisoletano se había inundado minutos antes de que los colegiados diesen final al partido con el resultado de 22-25 que hace, porque no decirlo, casi ahogarse al Cuatro Rayas en los puestos de descenso.