Partido tremendamente disputado el vivido en el Pabellón David Santamaría de la capital alcarreña, en el que no se vio reflejado en la pista la diferencia existente entre ambos conjuntos en la tabla clasificatoria.

El encuentro careció de intensidad durante la primera mitad en la que ninguno de los contendientes lograba distanciarse en el marcador. Las jugadas, faltas de velocidad, y los fallos fueron la constante en las dos líneas de ataque. Mientras en defensa, la falta de intensidad fue la nota predominante, tan solo las intervenciones de ambos porteros evitaron un marcador más amplio.

El primer tiempo pasó sin pena, ni gloria, con un Mateo Garralda muy tranquilo en el banquillo morado, pese a la anunciada marcha del club a final de temporada. Se llegaba al final del mismo con un 14-14 que mantenía al menos la emoción por el desenlace final.

En el inicio de la segunda mitad los locales aprovecharon tres exclusiones en el conjunto irundarra para abrir brecha en el luminoso y poner un esperanzador 22-18. La distancia conseguida adormeció a los alcarreños que se veían superiores, pero la reacción de Bidasoa no se hizo esperar y en pocos minutos se adelantaron en el marcador.

Garralda solicitaba entonces su segundo tiempo muerto del partido y volvía a colocar en la portería al veterano Moyano, que se había quedado en el banquillo en el descanso.

La defensa se intensificó y la ventaja volvía a ser de los locales, lo que propiciaba que Fernando Bolea fuese quién decidiera pedir tiempo muerto y conseguir la reacción de los suyos poniéndo así un 28-28 a falta de cinco minutos para la finalización del partido.

Minutos de infarto

El empate con que se afrontaban los minutos finales dejaba un aire de incertidumbre en las gradas, donde la afición alcarreña, más fría de lo que acostumbra a estar, presenciaba esperanzada la resolución de este encuentro marcado por las malas noticias de la semana.

Balonmano Guadalajara supo controlar los cinco últimos, pese a la lucha de los de Irún que no bajaron los brazos.

A falta de noventa segundos, Bidasoa empataba el partido colocando un 30-30 en el electrónico, haciéndo que Mateo Garralda solicitase un nuevo tiempo muerto.

La transformación de un penalti en contra de los vascos ponía un gol por encima al conjunto alcarreño. En la siguiente jugada de ataque, Bidasoa perdía el balón a falta de veinte segundos para el final del partido y con ello se esfumaba la esperanza de poder conseguir un nuevo empate. Un ajustadísimo 31-30 devolvía, a los locales, a la senda de la victoria para poner una nota de alegría en un BM. Guadalajara con olor a despedida.